Colesterina, chicharro y torrezno

Aunque suene a trabalenguas, puedo decir que en diciembre fui a la tocinería, que el tocinero me vendió tocino y lo convertí en torrezno (un trozo de cerdo frito) y que eran tantos quilos que al final se convirtió en una torreznada

Durante esa compra, aprendí que en Andalucía se utiliza la palabra maharrana para llamar al tocino.

Además, pedí tocineta. Esta última es conocida en otros países como panceta, bacón o beicon. Si sumamos el chicharro o chicharrón, reina el colesterol o la colesterina

Y es que en diciembre los excesos calóricos fueron muchos, desde la hallaca con su respectiva ración de carne de cerdo, hasta el pernil horneado que decoraba la mesa.

Llegó nuevamente enero y también la consabida dieta que se desdibuja en el transcurrir de los meses, al igual que la lechuga que se marchita en la nevera. 


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Autor: Susana Harringhton

Venezolana, profesora universitaria, amante de la literatura, orgullosa de sus raíces. Agradecida por los amigos que la vida y las letras le han regalado.

2 pensamientos en “Colesterina, chicharro y torrezno

  1. Gracias por tus generosos comentarios, querida Sol. Cuando vengas nos podemos comer la arepa con chicharronada.

  2. Genial mi Susi, aunque vale acotar, por experiencia propia, haga la dieta que haga, porque tengo el colesterol alto por herencia, que la carne que menos colesterol tiene, recomendada por el médico internista, es el lomo de cerdo. Pero nada como una arepa con chicharronada, palabra válida.

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