¡Atención, damas y caballeros!

Una forma en que se refleja la educación, urbanidad, gentileza o curialidad de una persona es a través de actos o fórmulas de cortesía, pero existen ciertos códigos que debemos manejar para saber qué decir a quién o qué gesto puede considerarse correcto, y es a lo que nos dedicaremos en esta entrega.

Existen actos de cortesía tan sencillos, que solo con un leve movimiento se demuestra respeto, afecto o atención hacia una persona. Podríamos hablar de una cabezada, que es la inclinación de cabeza, como saludo de cortesía. Es algo parecido a una reverencia, pero sin llegar a una genuflexión.

Si la persona usa un sombrero o bonete, la cortesía que hacía quitándoselo era una bonetada. El bonete es una especie de gorra, por lo que también aplicarían los términos gorrada o gorretada, que es la cortesía hecha con la gorra.

Un tratamiento de respeto o cortesía muy usado en la actualidad es dama y caballero, señor y señora, así como don y doña, que se anteponen al nombre de pila. Antiguamente, don y doña estaban reservados a determinadas personas de elevado rango social. Hoy en día su uso es más general y no lo determina la clase social de la persona. De hecho, en el español hablado en el continente americano usan la forma reducida ña, ño y ñor, este último en algunos países de Centroamérica y el Caribe.

Existen tratamientos de cortesía que corresponden a una zona en especial, como lady, lord y milord de la nobleza británica. Lady se usa antepuesto al nombre como tratamiento de una mujer británica de clase alta. Lord, por su parte, también se usa antepuesto al nombre como tratamiento de un noble británico. A los lores también se les trata de milord, que proviene de la locución inglesa “my lord”, que se traduce como “mi señor”, y en el Reino Unido se considera una forma educada de dirigirse a un juez, un obispo o algunos señores de la nobleza.

Si nos referimos a los tratamientos de cortesía según la persona a la que se dirija, podemos empezar por majestad, que se da a emperadores y reyes. En España se trató de alteza a los reyes, y ahora se da a los hijos de los reyes, y a algunas otras personas que no son de la real familia. En España también se usa serenísimo como tratamiento de los príncipes hijos de reyes, y en el pasado se usó como título a algunas repúblicas, y hoy en día aún figura en el nombre oficial de la Serenísima República de San Marino.

Entre los musulmanes, el tratamiento de respeto que se da a los sultanes y príncipes es jadraque.

En la Iglesia católica al papa se le daba el tratamiento de beatitud, pero hoy en día se le da el tratamiento honorífico de santidad, el cual sustituyó a santísimo. Los cardenales de la iglesia católica reciben el tratamiento de eminencia y el superlativo eminentísimo.

Para las dignidades eclesiásticas y los prelados y graduados de las religiones aplica el tratamiento reverendo, también reverencia en algunos casos, pero el superlativo reverendísimo se usa para los cardenales, arzobispos y otras personas constituidas en alta dignidad eclesiástica.

Los eclesiásticos que vivían en comunidad recibían el tratamiento de fratres, actualmente en desuso.

En términos generales, se usa excelencia, excelente y excelentísimo como tratamiento de respeto y cortesía que se da a algunas personas por su dignidad o empleo. En algunos lugares se usa honorable o ilustrísimo para los titulares de determinados cargos. Ilustrísimo antes aplicaba únicamente para los obispos. En el pasado se usaba espectable o expectable como tratamiento dirigido a personas ilustres. El tratamiento de señoría se da a jueces o parlamentarios.

Pero como todos merecen ser tratados con cortesía, para quienes no tuvieran un título o grado se usaba el tratamiento de cortesía merced, y de ahí la fórmula “su merced” y “vuestra merced”, que se puede sustituir con ucé y uced


Palabras en Juego les invita a releer…

Títulos reales y nobiliarios

Lady y lunch

Ño

Entre bellezas y tristezas

Autor: Mikel Anzola

Pesquisidor de datos curiosos, polígloto apasionado de los idiomas, en especial del español, y en los tiempos libres productor de radio y televisión.

1 pensamiento en “¡Atención, damas y caballeros!

  1. Mikel excelentísimo artículo, ahora bien, reviso en la RAE y solo le da definición en el ámbito que es utilizado como tratamiento hacia alguien y no hace la acotación que también es utilizado como adjetivo superlativo de excelente, como bien le doy uso en este comentario. Me encantó

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