Entre águilas, quetzales y tocororos

Nuestro espacio se llena de trinos, trinados, cantos y gorjeos con la llegada de la primavera en el hemisferio norte porque seguimos el vuelo solitario y en parvadas de las aves representativas de España y el continente americano. ¿Listos para este avistamiento de aves?

Tres poderosas aves de presa surcan los cielos de México,  los Estados Unidos de América y España. La primera es una águila real o águila cabdal o caudal, cuya imagen vemos estampada en la bandera y las monedas mexicanas mientras devora una serpiente sobre un nopal. La segunda es una águila blanca, pigargo cabeciblanco o melión de cabeza y cola blancas, emblemática de la nación cuna del Scrabble®  (un nombre común para esta ave es “águila calva”, traducción literal de su nombre en inglés). España tiene como su representante al águila imperial ibérica, de color casi negro y cola cuadrada. 

Volteamos ahora al Caribe y, en Cuba, vuela solitario el tocororo, tocoloro o guatiní (los primeros dos nombres imitan su canto). En las costas de Antigua y Barbuda, se anida y alimenta de peces el rabihorcado real, del grupo de las palmípedas. 

En las Bahamas observamos el rosa intenso del flamenco (“flamingo” es su nombre en inglés y no es una palabra válida en nuestro juego de las palabras cruzadas). Guyana se distingue por el hoatzin, ave con cresta de menor tamaño que el faisán; y en Trinidad y Tobago resalta el color del ibis escarlata, ave de la familia de los pelícanos que era venerada por los egipcios.

En Centroamérica, también tierra de hermosas y coloridas aves tropicales, aletean el guacamayo escarlata o guara roja en Honduras, el tucán de pico agudo (sinónimos de tucán son diostedé, picofeo, raco o yátaro) en Belice; y el torogoz o guardabarrancos, en Nicaragua y El Salvador, al que también se le conoce como pájaro reloj por los movimientos de su cola, como un péndulo. Guatemala tiene el famoso quetzal, nombre también de su moneda.

A Panamá lo distingue la arpía o harpía, águila de gran fuerza en sus garras y un plumaje blanco y plomizo con un penacho. Costa Rica tiene el “yigüirro” (palabra no incorporada al Diccionario) también llamado zorzal pardo, mirlo huertero o cenzontle de agua. Es curioso que mirlo tiene como sinónimos mirla, merlo, merla, miruella y miruello, mientras que la palabra cenzontle tiene diversas grafías: zenzontle, cenzonte, sensontle, senzonte, sinsonte, sinzonte y zinzontle.

Considerada una de las aves voladoras más grandes, con hasta tres metros de largo y 15 kilos de peso, el cóndor andino es el emblema de Bolivia, Chile, Colombia y Ecuador. La figura de esta ave de negro plumaje y collar de plumas blancas está en los escudos de estos cuatro países.

Este listado ornitológico continúa con aves de melodioso canto: el turpial, trupial o turupial en Venezuela y el zorzal colorado en Brasil. Con sonidos distintivos, tenemos en Paraguay al pájaro campana y en Perú al gallito de las rocas.

Argentina tiene como ave nacional el hornero, un pajarito de color pardo acanelado que construye su nido con barro y en forma de horno. A Uruguay lo distingue el tero o teruteru, ave zancuda de unos 30 centímetros de alto con plumaje blanco, negro y pardo.

Volemos de nuevo al norte para contar el caso de Canadá: si bien no tiene un ave oficial, hubo en años recientes un intento por seleccionar alguna de las especies representativas y las candidatas fueron el pato conocido como lomo común, el búho nevado, el arrendajo gris, el ganso de Canadá y el carbonero de cabeza negra. El arrendajo gris lleva la delantera.


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Autor: Norma Garza

Periodista mexicana. Admiradora de los genios, las mamás, los migrantes y los visionarios. Aficionada a las risas, las palabras amables, el cine y el karaoke.