El cañón

Desde los campos costeros de vez en vez, los agricultores con sus córneas contra el viento tratan de enfocar su mirada, buscando en el horizonte marino la temible aparición de las insignias con cráneos que ostentan los barcos que corsean la mar, en busca de tesoros arrancados por la fuerza. 

En esas playas en tiempos de estío, el viento azota las aguas marinas tan fuerte, que en ocasiones los barcos escoran y la marea descapota a las nécoras de su protección, al igual que a la población costera pues quedan a la vista muchos pétreos defensores. 

No obstante, la única protección la otorga también la naturaleza, pues si no conoces bien esas playas es muy probable que ancores, por eso los corsarios no se acercan  mucho generalmente. Sin embargo, siempre es necesario tener preparados los encaros y a los animales de defensa para evitar la rapiña de aquellas fuerzas innobles que  incesantemente buscan llenar sus arcones

Ese día, sin embargo, un bajel atrevido se acercó, les digo sin mentir; estábamos por cosechar los caneros y empezando a preparar lo necesario para el encraso de las parcelas, y agradecer así a la tierra. 

Afortunadamente desde el caserón fue visto a tiempo el temido blasón, gracias a que en los humedales existe un tipo de sapo endémico, que enrosca fuertemente su lengua a las piernas cubiertas de mosquitos irritantes de quienes se atreven a cruzarlos. 

Para soltarse, los invasores optaron por pisar a los batracios, provocando que croasen lastimeramente, lo que sirvió como señal de alarma. Para el momento que cesaron el  escándalo aquellos indefensos ojudos y lenguaraces, nuestras familias se habían puesto ya a resguardo. Sin embargo, era tiempo de luchar. 

Con un silbido llamé a Canero, mi perro guardián. Recuerdo que aquella vez su piel estaba llagada y seguí el procedimiento normal para que las medicinas untadas le recosan rápidamente; sin embargo, la herida parecía no estar dispuesta a cerrar; me recordó aquella actitud infantil de cuando ronceas respecto a las tareas que son inevitables realizar. Harto de esperar, tuve que pedirles ayuda a la aguja e hilo y decirles ¡encorás todo ya! -De seguro me he de haber escuchado ridículo, pero para mí siempre es difícil ejecutar carneos, aunque fuese por piedad; afortunadamente no fue el caso. 

Por naturaleza, nosotros somos muy carones y en estas situaciones además utilizamos máscaras para exaltar esta cualidad, buscando intimidar a los enemigos. Esa maniobra de defensa funciona muchas veces, como cuando te enrocas en el ajedrez, sobre todo con quienes no conocen nuestra cultura previamente.  

Algunas caretas las dejamos medio enterradas cerca de la playa, junto con algunas armas para poder emprender la defensa sin demora alguna; era nuestra forma de poder  reaccionar rápidamente. 

Aprovechábamos también el tiempo perdido por los contrarios, ellos al vernos llegar a recolectar los implementos, simplemente se desnortaban incrédulos, pues a lo lejos parecía que trabajábamos febrilmente, como cuando conreas la tierra con la esperanza  de obtener la mejor cosecha. 

Lamentablemente en esa época no había llovido y no reparamos en ello, por lo que los terrenos se secaron demasiado, dificultándonos recuperar las mojigangas y las armas. Con terror pensé: “¡Estamos perdidos! ¡Nos coserán vivos a punta de metralla! Fue en ese momento que nuestra autoridad censora se irguió desde la cima más cercana a las cavernas marítimas. Con su voz más grave explotó los ecos que celosamente guardan; fue de tal magnitud el estruendo, que se escuchó como si el cielo roncase a todo pulmón, o si hubiésemos puesto en acción el mayor cañón que haya  existido; se provocó un alud ensordecedor en las laderas del cerro, logrando definitivamente desmotivar a los gringos a atacarnos y nosotros poder vivir para contarlo.


Glosario

corsean: De corsear, ir a corso o a perseguir a piratas o embarcaciones enemigas.

escoran: De escorar, apuntalar con escoras o hacer que un buque se incline de costado. 

nécoras: Cangrejos de mar, de cuerpo elíptico y liso.

ancores: De ancorar o anclar.

encaros: Plural de encaro, escopeta corta, especie de trabuco.

caneros: Plural de canero, salvado grueso y también colmillo (diente agudo).

encraso: De encrasar, fertilizar las tierras con abonos.

recosan: De recoser, volver a coser o componer, zurcir o remendar algo roto o descosido.

ronceas: De roncear, entretener, dilatar o retardar la ejecución de algo por hacerlo de mala gana.

encorás: De encorar, cubrir con cuero algo, meter y encerrar algo dentro de un cuero o hacer que las llagas críen cuero o piel nueva.

carneos: Plural de carneo, acción y efecto de carnear (matar animales).

carones: Dicho de una persona, que tiene la cara grande (carón es también ligeramente ebrio).

conreas: De conrear, preparar o adobar algo mediante cierta manipulación apropiada para perfeccionarlo.

Autor: Omar Sandoval

Apasionado de los deportes mentales y la justicia. Busca aprender cada día desde su natal México y en su andar como juez de torneos internacionales del juego de las palabras cruzadas.

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