Palabras que embriagan

Con esta entrega continúa la “serie alcohólica” que comenzó de casualidad con Una bebiata en mi cocina. El dato curioso que se presentó en ese artículo es que todas las palabras que se utilizaron describían a una persona que estaba ligeramente ebria, lo que significa que no llegaba a un estado de embriaguez total o a una borrachera, y al investigar para ese artículo, noté que existe un enorme listado de palabras para describir a quien se pone peneque o está piripi, expresiones coloquiales para indicar que alguien está ebrio.

A una persona que está en estado de embriaguez o ebriedad por el exceso de un vino o licor, coloquialmente se le podría decir espita, alumbrado, embrocado, azumbrado o curdo, porque tiene una curdela o borrachera, estado en el que puede caer un catavinos, que es el borracho que anda de taberna en taberna. También existen los vulgarismo mamado y pedo, que no recomendamos su uso. Entre los términos poco usados, encontramos temulento y embriago.

Por países, Nicaragua tiene un abanico de opciones para referirse a quien está embolado, maiceado, sesereque, guaroso y guaruso, que es también a quien le gusta beber guaro, un aguardiente de caña en Centroamérica, pero de las bebidas hablaremos en otra entrega. En México se usa briago, cuete, jáquima, zorimbo y grifo, este último también se usa en Honduras, junto a soropete. Un chileno diría que está cufifo y un venezolano diría que está encandilado.

Esa persona que está embriagada por la bebida, en Bolivia es un artillero, especialmente si es un borracho que consume licores fuertes. En Costa Rica se usa jumo, en Cuba está jalado, y en algunos países de Centroamérica se hablaría de tiznado, zocado o descompuesto. Para llegar a ese estado, hay que trasegar (beber en cantidad), lo cual no recomendamos. Si se trata de vinos o licores, evite chingar y chiflar, que es beber mucho, con presteza y con frecuencia. Sin entrar en excesos, tenemos el verbo escanciar, que es beber vinos.

De hecho, también le recomendamos no chapurrar, que es -coloquialmente- mezclar un licor con otro, pero si se mezclan para aumentarle la virtud y calidad, hablaremos de merar o amerar. Al momento de preparar un trago, para que usted no termine chapurrando, y eso le produzca una borrachera, busque la ayuda de un botillero, un licorista, un licorero, un cantinero, un copero, un sumiller o un barman, ya que todos estos son oficios que tienen que ver con licores.

Les dejo como dato curioso que los tragos de bebidas alcohólicas pueden tener nombres según la hora o el acompañante. Por ejemplo, en El Salvador un almuercero es el trago de licor que se toma como aperitivo antes del almuerzo. Si ese trago se toma antes de la cena, es un cenero. La copa de licor que se toma después de las comidas es un bajativo. Si ese licor se toma después de un café, es un pluscafé. El trago de vino o aguardiente que se toma durante el descanso después de la faena, después de comer o antes de acostarse, es una sosiega.

A pesar de que los borrachos aportan una nutrida lista para nuestro léxico, le recomendamos evitar la ingestión excesiva de bebidas alcohólicas, y si bebe, que sea con moderación, que pueda entonar y no enzacatarse, para que al final de una celebración no digan que usted trasegó.

Palabras en Juego les recomienda releer…

Una bebiata en mi cocina

Mexicanismos

De uvas y vinos

Y si de farras hablamos

Autor: Mikel Anzola

Pesquisidor de datos curiosos, polígloto apasionado de los idiomas, en especial del español, y en los tiempos libres productor de radio y televisión.