Hace unos días, regresaba de trabajar rumbo a casa y reparé en que tengo mucho tiempo sin irme de farra (juerga, jarana o parranda; farra también es un pez de agua dulce). Ese pensamiento llegó a mi mente de la nada. Esa mente estaba algo cansada y asumí que al menos en ese momento, era un farraguista (persona que tiene la cabeza llena de ideas confusas y mal ordenadas); normalmente no soy así de farragoso, porque farragoso es quien justamente tiene fárragos, conjunto de cosas o ideas desordenadas, inconexas o superfluas.
Estando ya sumergido en cavilaciones referidas a esa combinación de letras, recordé que en la última farra a la que asistí compartí con los demás asistentes, además de conversaciones, bailes y algunas bebidas, unas ricas botifarras: embutido de carne picada de cerdo con especias, que se come frito, hervido o asado; aunque tengo claro que en Perú existe un plato llamado de modo parecido, la butifarra (un pan dentro del cual se pone un trozo de jamón y un poco de ensalada), y en Cataluña, las Baleares y Valencia, España; es un embuchado: tripa rellena con carne de puerco, conocida también como longaniza o salchicha.
Como había mucha distancia por recorrer hasta mi destino, me dio tiempo de toparme en una de las calles, a un señor vestido escasamente con farrapos (harrapos, arrapos o harapos, da lo mismo) y esta palabra me llevó hasta España, porque en Asturias, hay una harina de maíz cocida con agua que se llama farrapas. En ese mismo país, pero en Salamanca, se usa una palabra similar, la farraca o faltriquera, para describir al bolsillo que se atan las mujeres a la cintura y llevan colgando debajo del vestido o delantal.
Ya habiendo ahondado en palabras de escritura parecida, como quien despilfarra tiempo jugando con ellas, no podía dejar de mencionar la atafarra, palabra en desuso de igual significado al de ataharre: banda de cuero, cáñamo o esparto que, sujeta por sus puntas o cabos a los bordes laterales y posteriores de la silla, rodea los ijares (parte de las costillas) y las ancas de los caballos y sirve para impedir que la montura o el aparejo se corran hacia adelante.
Hasta aquí llegó mi disertación sobre este juego de palabras nacidas desde la inocente farra inicial. Ahora dime tú, estimado lector, ¿conoces algunas otras palabras similares a estas?
Me recordaste la expresión «agarrar la jarra», usada en México como sinónimo de embriagarse.
¡Excelente escrito, Itser!