Y seguimos comentando sobre las personas indeterminadas: hoy le ha llegado el turno a un tal Perico de los Palotes (o Perico, el de los Palotes). Este personaje proverbial es un personaje cualquiera, alguien sin importancia, pero no por ello deja de tener una presencia muy marcada sobre todo en diferentes regiones de España.
Varias de las referencias sobre este personaje las hallamos en “El Tesoro de la Lengua Castellana”, escrito a principios del siglo XVII por Sebastián de Covarrubias, quien comenta: “los palotes se llamaban a las baquetas para tocar el tambor” y refiriendo al tal Perico: “es un bobo que tañía con dos palotes”. Ese “bobo” que tocaba el tambor, estaba siempre detrás del pregonero -que publica o divulga algo que es ignorado-, quien era consecuentemente quien se quedaba con las propinas para ambos. En su obra, Covarrubias explica que la expresión se usaba para manifestar irritación por el trato recibido, pudiendo así decir el ofendido: “¿qué pasa? ¿qué soy perico el de los palotes?”. Otros ejemplos de su uso serían: “puedes avisarle a perico, el de los palotes, si te da la gana”, “lo que publicaron lo escribió perico, el de los palotes”, o bien “sí, que no soy yo perico, el de los palotes”.
Como bien podemos notar gracias al mencionado escrito de Covarrubias, la existencia de personajes paremiológicos -personajes que hacen vida en el mundo de los refranes- vienen desde hace siglos atrás. Buen momento entonces para decir que datan de la “época de Maricastaña” -o María Castaña-, o de “cuando reinó Carolo”; ¿han oído acaso estas expresiones?, la primera es común escucharla en Sudamérica y la segunda en España.
María Castaña se refiere a María Castiñeira, protagonista de una revuelta popular contra el obispo de Lugo, Pedro López de Aguilar, por allá por el año de 1836. Fue entonces esta mujer un personaje antiguo del siglo XVII, citada en las novelas ejemplares de Miguel de Cervantes para referenciar una época lejana y remota.
De igual manera sucede cuando decimos “cuando reinó Carolo”, la teoría más verosímil nos dice que ese tal “carolo” era realmente Carlos III. Eso se puede determinar por el escrito que yace en el frontispicio -fachada o delantera de un edificio- de la Puerta de Alcalá, inaugurada en el año 1778, y donde puede leerse: REGE CAROLO III. Los madrileños de los siglos XIX y XX comenzaron a interpretar al monumento como una antigualla -obra u objeto de arte de antigüedad remota-, pasando a ser la latinización de Carlos III el nombre de un rey tan mítico como antiguo.
Y ya que referimos a María Castaña, citemos también a otra mujer paremiológica conocida en España. Esta mujer realmente existió y nació en el año 1859 bajo el nombre de Rita Giménez García, en su época fue famosa cantaora y bailaora de flamenco, pero más que por su talento la cultura popular inmortalizó su nombre bajo el conocido “Rita, la cantaora”, y se usa para referirse a todas aquellas personas que no están dispuestas a realizar una acción, o aquellas ocasiones en las que no estamos dispuestos a ejecutar algo: “va a ir Rita, la cantaora”, “te lo va a pagar Rita, la cantaora”, “eso que lo haga Rita, la cantaora”.
Existen otros actores que ha inmortalizado la cultura popular, o lo que es lo mismo, nosotros los hablantes, en una próxima entrega les comentaremos sobre otros curiosos y divertidos personajes. Cerramos este escrito con una curiosidad: los cuatro nombres vistos hoy son palabras con entrada propia en el diccionario: perico es cierto tipo de ave, maría es una galleta o un moneda, carolo es un pedazo de pan en Salamanca y rita es una voz de los pastores para mover al ganado.
Palabras en Juego les invita a releer…
¿Nombres propios en el diccionario? (1)
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