“Caminar como el cangrejo” significa un retroceso, aunque estos animales realmente se desplazan de forma lateral. Sin embargo, eso no cambia la sabiduría popular y esa frase se usa para describir cuando algo no sale según lo planificado o cuando hay situaciones en la vida que nos hacen regresar a una condición anterior.
Hoy nos asomamos a un cangrejero o nido de cangrejos para observar el endurecido caparazón de estos crustáceos. Esto se debe a la quitina, un compuesto bioquímico insoluble en el agua. Su apariencia varía según el tamaño, color y hábitat: pueden ser rojos, verdes, naranjas o negruzcos, como los que habitan en un lugar pantanoso llamado cangrejal, en Argentina y Paraguay.
Un tipo de cangrejo muy conocido es la jaiba, reina de muchos platos y centro de la gastronomía mexicana tampiqueña. Asimismo, el cayarí es un cangrejo pequeño y vive a orillas de los ríos cubanos, mientras el canecho es de Centroamérica. En Bolivia se usa seboro para referirse a una especie de agua dulce.
En el Diccionario de la lengua también aparecen meya y nécora como especies que habitan en el mar. El paguro es denominado ermitaño por llevar su casa a cuestas, ya que su exoesqueleto no posee la quitina necesaria y por ello vive en el caparazón de un caracol u otras especies para protegerse.
En el recorrido por el mundo cangrejero podemos toparnos con algunos animales que parecen pero no son, como el taracol, la cigala y el centollo.
Para cerrar, en Venezuela cangrejo se refiere a un asunto que no se puede resolver, generalmente, un crimen cuyo esclarecimiento se complicó y tal vez nunca se obtengan respuestas. Con este mismo, significado aparece encangrejarse en el Diccionario de americanismos, mientras en el DLE se registra como un cubanismo para indicar que un mecanismo, que puede ser un motor u otro, no funciona.
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