Hace algún tiempo vi un programa de la televisión española donde denunciaban la abundancia de los cerdos salvajes en algunas comunidades y cómo esa situación afectaba la vida cotidiana. Recientemente me encontré con una noticia del año 2019 que habla del jabalí urbanita, es decir, de estos animales que se han acomodado a los usos y costumbres de la ciudad. Podría decirse que han conformado una vecera o vecería (manada, generalmente de ganado porcuno que pertenece a un vecindario), aunque los jabalíes no son bienvenidos y se han ideado varias formas para erradicarlos como la caza, o la aplicación de vacunas para la infertilidad.
Del jabalí o jabalín proviene el cerdo doméstico. Un listado de nombres de este animal se encuentra en la cena navideña y a esta lista podemos sumar cerdudo (en desuso), tal vez en alusión a su parentesco con el cerdoso (jabalí), tunco de uso en El Salvador, Honduras y México y tocino en Aragón.
Además, según la edad y características de este animal encontramos que un puerco de simiente puede llamarse verrón, varraco o verraco. El procedimiento para que no crezcan como padrotes es la castración.
En cuanto a la clasificación por edad, si un cerdo tiene menos de un año se llama rungo o garrapo en tierras salmantinas; gurriato o gurripato también se usan para los que están pequeños. En Costa Rica, güirro es el último de la camada. También podemos usar guarín.
En un estado intermedio, está el frajenco; coloquialmente diríamos que “ni es chicha, ni limonada” porque tiene un tamaño mediano pero no es un cochinillo porque ya no toma leche, pero aún no alcanza el tamaño y peso ideal para ser sacrificado.
Los cerdos no gozan de buena fama por razones religiosas y porque son vectores por alojar parásitos como la triquina, causante de la triquinosis, que se transmite a los humanos por el consumo de la carne cocida de forma inadecuada.
Nos alejamos de los cerdos domésticos y volvemos al inicio con los salvajes: otra especie es babirusa y su nombre proviene del malayo. Es una combinación de båbí (cerdo) y rûsa (ciervo), habita en las islas indonesias y es de mayor tamaño que el jabalí. Se distingue porque sus colmillos sobresalen de la boca, ascienden y luego se encorvan hacia atrás, de allí la analogía con el ciervo.
Palabras en Juego les invita a releer…
Comentarios recientes