De jervillas a desovillar

En nuestro artículo anterior, pudimos establecer relaciones entre algunas palabras por su sonido y hoy nos complace continuar con esa labor. La vez pasada exploramos las palabras gavilla, agavilla, gravilla, aguavilla, agavillar, engavillar, acuadrillar y gravilla.

Sigamos caminando por las maravillas de nuestro idioma: para eso nos pondremos las jervillas -zapatillas, calzado ligero- o en cambio usar unas servillas o salvillas -similares a las jervillas pero de suela mucho más delgadas- y con ellas recorreremos caminos por los cuales intentaremos recitar alguna octavilla, estrofa de ocho versos de arte menor. Si tales caminos nos llevan a la madre patria, España, podríamos quizás observar alguna que otra alevilla, mariposa muy común en ese país y muy parecida a la del gusano de seda, de la cual se diferencia por tener las alas enteramente blancas. Ahora, si esos caminos nos llevan a Honduras, podríamos descansar bajo la sombra de una uvilla:  árbol de las mirsináceas, de hasta 12 metros de altura, de corteza delgada y escamosa, con coloración de gris claro a blanca, flores olorosas blancas o rosadas, siendo su fruto redondo y de color blanco o rosado o negro azulado y comestible.

Ya bajo la calidez de la uvilla y mientras observamos pastar una que otra novilla -res vacuna hembra de dos a tres años, en especial cuando no está domada-, abriríamos el Diccionario para descubrir que al guisante llamado arveja se le conoce también como ervilla; también podemos enterarnos allí que si alguien se encoge mucho es porque se está haciendo un ovillo u ovilla -contraerse, acurrucarse por miedo, dolor u otra causa natural- es decir, se aovilla. Claro, si está saliendo de ese encogimiento, podemos decir que ese alguien se desovilla -de desovillar, quitar el encogimiento o turbación- .

Y así, con estas hermosas palabras, concluimos por hoy este transitar de sonidos similares y asociaciones, y nos veremos en un siguiente artículo.

Palabras en Juego les recomienda releer…

Jervilla

Autor: Itser González

Orgullosamente venezolano. Ingeniero de profesión, sociólogo de corazón y juglar en construcción. Apasionado de la conducta humana y ciego amante de las palabras.