Terrícolas y planetícolas

Hoy necesitaremos una astronave o cosmonave, según quien la provea, para hacer un recorrido interplanetario a la velocidad de la luz, haciendo una parada en cada uno de nuestros vecinos para conocer un poco más de quienes tenemos más cerca en esta infinitamente pequeña parte del universo que conocemos como sistema solar.

Mercurio es el más cercano al sol, y lo relativo a este planeta se conoce como mercurial, y no merculino, porque este es relativo al día miércoles. Es importante hacer esta distinción, porque los días de la semana recibieron sus nombres en referencia a los siete planetas que veían en el cielo en la antigüedad: el Sol, la Luna, Venus, Mercurio, Marte, Júpiter y Saturno. Los planetas, a su vez, reciben sus nombres en honor a dioses de la mitología.

El siguiente planeta es Venus, que recibe su nombre en honor a la diosa romana del amor. Lo relativo al planeta es venusiano o venusino, pero lo perteneciente o relativo a la diosa Venus es acidalio e idalio, y lo que es venusto, que tiene venustez o venustidad es aquello que es hermoso y agraciado.

También se habla del lucero del alba para referirse a Venus, que es el segundo objeto más brillante después de la luna, pero no solo se puede ver al amanecer, sino al atardecer y en las primeras horas de la noche, y en este caso diríamos que es hespérido, porque se pone después del sol, y se llama véspero al planeta Venus como el lucero de la tarde.

Nos saltamos a la tierra, a nuestro mundo y orbe, junto a todos sus habitantes, los terrícolas, para pasar al planeta Marte, en el cual se puede amartizar, porque si en la Tierra se aterriza, en Marte se amartiza, y en la luna se aluniza.

Al llegar a Marte conoceremos todo lo marciano, que es lo relativo a nuestro vecino, donde viven los marcianos, habitantes imaginarios del planeta rojo.

Continuamos el recorrido con los planetas exteriores, que son los que están situados más allá del cinturón de asteroides.

El siguiente es Júpiter, el más grande del sistema solar, y lo relativo a este planeta es jupiterino y joviano, pero no jovial, porque este último adjetivo (poco usado) hace referencia a Júpiter, el principal dios de la mitología romana. Al habitante imaginario de Júpiter se le llama joviano.

La lista de gigantes o gaseosos la completan Saturno, Urano y Neptuno, y solo encontramos los adjetivos saturnal y neptúneo para referirse a los dioses Saturno y Neptuno, respectivamente, pero no aplica para los planetas. Sin embargo, no quiere decir que no existan habitantes imaginarios en dichos cuerpos celestes, a los que en general se les puede llamar planetícolas, como “gentilicio” que aplica para todos los planetas, excepto para la tierra, de donde son los terrícolas, pero si ese habitante imaginario no tiene los pies bien puestos en la tierra podría calificar como celícola, un habitante del cielo.

Y aquí nos detenemos, porque si comenzamos a mencionar planetas extrasolares, o incluso protoplanetas, la lista sería interminable.

No podemos cerrar sin antes pasar por nuestro satélite natural, la Luna, cuyos habitantes imaginarios son los selenitas, a quienes no les gustaría ser llamados lunáticos, porque con este término se hace referencia a quien padece de locura, no continua, sino por intervalos ¿Quizá por las fases de la luna? Además, en algunos países se dice que alunado es un animal supuestamente enfermo por haber estado expuesto a la luz de la luna.

Y aquí concluye nuestro viaje astronáutico y cosmonáutico por el sistema solar.


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Cuento corto

Autor: Mikel Anzola

Pesquisidor de datos curiosos, polígloto apasionado de los idiomas, en especial del español, y en los tiempos libres productor de radio y televisión.

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