Este extraño término (que también es conocido como conmutación) le da vida a una figura retórica que consiste en repetir una frase en sentido inverso en otra oración que le sigue, para que el sentido de la última forme un contraste con la primera, como en el pensamiento de Mahatma Ghandi: “no hay camino para la paz, la paz es el camino”.
Etimológicamente hablando, la palabra retruécano se formó en la lengua romance a partir del prefijo latino re- (reiteración, de nuevo, hacia atrás) y la raíz del verbo trocar (cambiar, mudar) dándole vida a: retruécano. Cabe destacar que hay un modo más directo de hallarle y es la asociación con el verbo en desuso, retrocar -recambiar, volver a trocar-, claro, esto teniendo en cuenta que los verbos en desuso, no pueden conjugarse.
Mahatma Ghandi nos ofrece otro retruécano: “necesitamos vivir simplemente para que otros puedan simplemente vivir”. Por su parte el poeta español del Siglo de Oro Bartolomé Leonardo de Argensola preguntaba: ¿cómo creerá que sientes lo que dices, oyendo cuán bien dices lo que sientes?. Otra escritora del Siglo de Oro, Sor Juana Inés de la Cruz escribió:
¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?
¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga,
la que peca por la paga
o el que paga por pecar?
Pues, ¿para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.
Finalmente, podemos hallar infinidad de simpáticos ejemplos de retruécanos en los conocidos juegos de palabra que empiezan con “no es lo mismo”:
** No es lo mismo dos bicicletas viejas… que dos viejas en bicicleta.
** No es lo mismo un circuito corto… que un cortocircuito.
** No es lo mismo una chica muy mona… que una mona muy chica.
** No es lo mismo vivir como piensas… que pensar como vives.
** No es lo mismo una cubana haciendo arroz… que hacer arroz a la cubana.
** No es lo mismo unos viejos con pantalones… que unos pantalones viejos.
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