La silente del alfabeto

Hoy abogaré por una letra que ha sido malquerida y podría decirse que estamos en presencia de un caso curioso de discriminación lingüística en contra de la hache (H) por ser muda. Esta letra “con discapacidad” ha tenido que enfrentarse a las feroces humillaciones y embestidas de grandes literatos como Gabriel García Márquez, quien propuso en Zacatecas, en 1997, que “enterremos las haches rupestres”, sumándose a lo que ya había propuesto el mismísimo Andrés Bello en 1823.

El problema con la hache es el hecho (cosa que sucede) que alguien dijo: “Yo la echo” (de echar) porque es la única letra muda del alfabeto español, aunque no siempre tuvo esta característica. Según la Real Academia Española, hasta mediados del siglo XVI la hache aún se pronunciaba por medio de una aspiración en algunas palabras, similar al sonido de la hache en inglés, y paulatinamente fue perdiendo su sonido.

A pesar de su mudez en español, en los siguientes párrafos expondré algunos ejemplos de cómo puede cambiar el significado de una palabra con o sin una hache inicial.

Un abano es un abanico y un habano es perteneciente o relativo a La Habana, como el cigarro puro elaborado en la isla de Cuba.

Un alón es un sombrero de ala grande, mientras que un halón (o jalón) es un tirón (acción y efecto de tirar).

Aloque es un adjetivo usado para referirse al color de un vino tinto claro, pero un haloque es una embarcación pequeña usada antiguamente. Aloque es también una conjugación del verbo alocar.

Ampo es una blancura resplandeciente, mientras que hampo es un adjetivo desusado para referirse a lo perteneciente o relativo al hampa, de la que forma parte un hampón y no un ampón, que es un adjetivo usado para describir algo amplio.

Una arca es una caja para guardar dinero, pero una harca es una expedición militar de organización irregular en Marruecos, y esta harca está provista de armas, pero no de harmas, que es una especie de ruda.

Hartera es hartazgo (acción y efecto de hartar), pero una persona artera es mañosa o astuta.

Holear es usar repetidamente la voz de hola, mientras olear es hacer o producir una ola o una onda, como las que se hacen en el mar, que nada tiene que ver con una honda, que es una hulera o tirachinas, y si se dice que determinada cosa es honda es para indicar que tiene profundidad.

Ollar es cada uno de los dos orificios de la nariz de las caballerías y hollar es un verbo: pisar dejando la señal de la pisada.

En el Imperio romano, el orario es un pañuelo para limpiarse el sudor del rostro, pero un horario es un cuadro indicador de las horas en que deben ejecutarse determinadas actividades.

Ornar es adornar, mientras que en Honduras y Nicaragua se dice hornar en lugar de hornear, que no tiene ningún vínculo con ornear, que en algunas regiones de España es rebuznar.

La orca es un cetáceo que llega a unos diez metros de largo y la horca es una estructura de la cual se cuelga por el cuello a un condenado a muerte para ejecutar la pena. Quizá es allí a donde quieren mandar a la hache.

Que no se diga más que la hache es muda: solo actúa de manera silente, ya que su sola presencia hace cambiar el significado de una palabra.

Si usted alguna vez olvida la hache, no se preocupe, porque errar es de humanos, y herrar también es de humanos, pero el primero es el que no acierta en algo y el segundo es el que ajusta y clava las herraduras a las caballerías.

Autor: Mikel Anzola

Pesquisidor de datos curiosos, polígloto apasionado de los idiomas, en especial del español, y en los tiempos libres productor de radio y televisión.

2 pensamientos en “La silente del alfabeto

  1. Maravilloso artículo, ciertamente errar es de humanos, y si Andrés Bello y García Márquez se equivocaron respecto a esa interesante letra…. ¿qué quedará para nosotros, completos neófitos en estas lides?

    Gracias Mikel, por ilustrarnos.

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