Clímax

Como bien sabemos, la definición que más rápido nos viene a la mente sobre el clímax es la que recoge el diccionario en su primera acepción: “el punto más alto o culminación de un proceso”. Otra definición importante y muy extendida del clímax es “el momento culminante de un poema o de una acción dramática”. Ya en Ecología, el diccionario le refiere como el estado óptimo de una comunidad biológica, dadas las condiciones del ambiente.

Pero lo que la mayoría desconocemos de esta hermosa palabra es que es una divertida figura retórica. Si últimamente se han paseado por nuestro sitio, habrán podido notar que hemos referido algunas de las muchas figuras retóricas que existen. Realmente no es fácil enumerarlas porque, ciertamente, son muchas. Hoy estaremos ahondando sobre esta figura, el clímax.

Esta figura retórica consiste en la enumeración o disposición de palabras según su orden de importancia, o según un criterio de gradación (serie de cosas ordenadas gradualmente).

Un ejemplo mundialmente conocido de clímax es el que dejó para la eternidad el emperador romano Julio César: vini, vidi, vici o vine, vi, vencí. También podemos hallar un clímax en el fragmento del poema “De la brevedad engañosa de la vida” del dramaturgo y poeta español del siglo de oro Luis de Góngora:

(…) te perdonarán a ti las horas,

las horas que limando están los días,

los días que royendo están los años.

También podemos encontrar un clímax en este antiguo refrán:

Por un clavo se pierde una herradura, por una herradura, un caballo; por un caballo, un caballero; por un caballero, un pendón; por un pendón, una hueste; por una hueste, una batalla; por una batalla, un reino.

Y como nunca en este mundo de las letras podemos dejar por fuera el amplio aprendizaje que obtenemos de la cultura popular, cabe citar el clímax que se le oyó a un alegre y beodo señor que brindaba entre muchas copas con sus compañeros: “el que bebe se emborracha, el que se emborracha se duerme, el que duerme no hace daño, el que no hace daño va al cielo y como al cielo vamos… ¡bebamos! ¡Salud!

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Autor: Itser González

Orgullosamente venezolano. Ingeniero de profesión, sociólogo de corazón y juglar en construcción. Apasionado de la conducta humana y ciego amante de las palabras.