¡Otro trago, cantinero!

Ya que literalmente caímos en el alcohol, toca mencionar algunas bebidas que podemos pedir en un bar, pero el gusto va más allá de las bebidas comunes (ya sea un güisqui, una cerveza, un vino o un ron), pues nos decantamos por aquellas que nos aportan algo más que alcohol, sino nuevas palabras para nuestro léxico, para que la experiencias sea un estado de embriaguez de palabras nuevas.

El aguardiente es una bebida espirituosa o espiritosa que es el ingrediente principal de muchas bebidas, como el noyó, que además de aguardiente, lleva azúcar y almendras; el anisete adicionalmente lleva azúcar y anís; el pacharán se obtiene por la maceración de endrinas en aguardiente anisado. En Chile beben el colemono, que es un licor que se hace con aguardiente, leche, café y especias, y al sur de Chile se produce el apiado, un licor artesanal a base de aguardiente y apio.

En Bolivia se llama chuflay al licor mezclado con gaseosa. En México, Centroamérica y las Antillas, también se prepara el licor mezclado con agua, soda o refresco y se le llama jaibol, pero sí ese licor es ron y se mezcla con gaseosa, específicamente un refresco de cola negra, estamos ante un o una cubalibre. También con el ron como ingrediente principal tenemos el grog, que es una bebida caliente hecha con ron, agua, azúcar y limón.

Cuando queremos que las frutas sean las protagonistas, podemos pedir un marrasquino, que es un licor hecho con zumo de cierta variedad de cerezas amargas y azúcar. Otra opción es el curazao o curasao, fabricado con corteza de naranja.

La murtilla es un arbusto chileno, con cuyo fruto se prepara un licor, la murtilla, así como el sotol, que es una bebida que se obtiene de una planta liliácea del mismo nombre, el sotol. La tuba es un licor suave y algo viscoso que se obtiene de la tuba (savia que se recoge de la palmera del coco).

En México se le dice campechana a una bebida compuesta de diferentes licores mezclados.

Entre los famosos y muy solicitados, está el mojito cubano, que se prepara con ron, limón, agua, hielo y azúcar, y se adorna con una rama de hierbabuena o yerbabuena, que es la misma planta con la que se prepara el pipermín, licor de menta que se obtiene mezclando alcohol, menta y agua azucarada.

Si va de visita a Perú, no sé si será buena idea beber una cachina, que se dice que es un licor barato, que creo que debe venderse en lo que despectivamente llaman una chingana, lugar donde se expenden y consumen licores baratos.

Finalizamos este recorrido licorero con un par de opciones que me confundieron un poco: Primero, un ponche, que no es el ponche crema que yo conozco, pues se hace mezclando ron u otro licor espiritoso con agua, limón y azúcar.  Luego, tenemos un rompón, licor casero que se prepara en Chile con aguardiente, leche, huevos, canela y azúcar. La verdad es que ese rompón sí se me parece bastante al ponche crema venezolano, y no el antes mencionado ponche.

Y hasta aquí llega nuestro paseo por el mundo de las bebidas que tienen espíritu, ese vapor sutilísimo que exhalan los vinos y licores.

Una bebiata en mi cocina

Palabras que embriagan

De uvas y vinos

Autor: Mikel Anzola

Pesquisidor de datos curiosos, polígloto apasionado de los idiomas, en especial del español, y en los tiempos libres productor de radio y televisión.