La historia de Filipinas es muy compleja en cuanto a dominios y ocupaciones de fuerzas extranjeras, lo cual ha tenido influencia en sus idiomas. El español fue el primer idioma oficial de Filipinas, lo fue durante varios siglos, y fue tal la influencia que el himno nacional de ese país insular fue escrito originalmente en español, pero luego fue traducido al inglés y finalmente al tagalo. También se usa pilipino para referirse al tagalo.
Fueron varios siglos de presencia del idioma español en Filipinas, desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XX, pero eso cambió. El español mantuvo su estatus oficial (junto con el inglés y el tagalo) hasta 1973, pero según la Constitución de 1987, el filipino y el inglés son los idiomas oficiales, mientras que el español debe promoverse de manera voluntaria y opcional. Pero esos siglos de historia de nuestro idioma no pueden borrarse de un plumazo, y es por ello que encontramos gran cantidad de filipinismos, que a veces resultan curiosos por ser muchos de ellos una especie de falsos amigos dentro de nuestro propio idioma. Se trata de palabras autóctonas del español hablado en Filipinas y otras que en aquellas islas adquirieron un nuevo significado, como los ejemplos que se citan en el siguiente párrafo.
Una agencia es una casa de empeño, un bombón es una vasija destinada a contener líquidos, una mancuerna es una pareja de presidiarios unidos por una misma cadena, una balita es una noticia, un bata es un niño o criado joven, una accesoria es un tipo de vivienda que forma parte de una serie de casas iguales, y una caída es una galería interior en las casas de Manila, ciudad capital de donde son nativos los manileños.
Debido a que Filipinas es un archipiélago que está formado por 7 mil 641 islas, hay muchos tipos de embarcaciones, como las que se indican a continuación: banca, barangay, barangayán, baroto, caracoa, casco, garay, guilalo, lancán, pamandabuán, panca, panco, parao, pontín, salisipan, sasacayán, vilos y vinta. Algunas embarcaciones filipinas, dependiendo del material de fabricación, llevan batangas, que son refuerzos que van a los costados. Y si usted hace un viaje interinsular, probablemente tenga un combarcano, que es un compañero de viaje en un barco, que puede ser su barcada, que nada tiene que ver con barcos, pues así es como se le dice a una amistad o camarada.
Nos vamos a tierra firme para hablar de los árboles, donde podemos conseguir alcanfor, que es la madera del alcanforero, con el que empezamos una lista de árboles que continúa con alim, alipata, bancal, balimbín, camias, camachile, camagón, ditá, ipil, mabolo, narra, pajo, santol, tíndalo, yacal y limoncito, y este último da como fruto al agridulce o agriodulce, cuyo zumo las mujeres emplean en su tocado. Por cierto, en Filipinas llaman anay al peor enemigo de la madera, la termita.
Retomando uno de los nombres de las embarcaciones, el barangay también es un barrio o zona de una población, donde pueden habitar bisayos, cebuanos, albayanos, igorrotes y pampangos, que son algunos gentilicios de islas o localidades filipinas.
También están plasmadas aún en el diccionario varias medidas de capacidad que se usan o usaban en Filipinas, como apatán, caván, chupa, ganta y tinaja.
Estos son solo algunos de los filipinismos que están grabados en la historia de nuestro idioma español, que aún hoy sigue vivo en cierta parte de la población, y tiene influencia en el chabacano, que es una lengua criolla con base española y la estructura de las lenguas nativas de Filipinas.
Todo esto da mucho material para filipinistas, que seguramente en sus estudios se han encontrado con uno que otro aplatanado, que es como se le llama en Filipinas a la persona extranjera que adopta los usos y costumbres del país hispanohablante donde vive.
A propósito de filipinas, como se le llama también a una prenda de vestir, Palabras en Juego les recomienda releer…
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