El bautizo es un ritual que es compartido por distintas religiones, cada una con sus particularidades. Si bien el verbo apropiado para esta acción es bautizar, antiguamente se usó baptizar (solo admite el infinitivo) y también batear. En la religión católica, quienes acceden a amadrinar o apadrinar a un niño se comprometen a acompañar a los padres en el cuidado de este y a conducirlo por el camino del bien.
Por tanto, el amadrinamiento y apadrinamiento crea un parentesco espiritual que nunca termina, generando así una compaternidad entre los padrinos, que pasan a llamarse compadres.
Es una promesa que se hace en la pila bautismal, bautisterio o baptisterio y que forma parte de la acción de acristianar o cristianar, como también se conoce coloquialmente al bautismo.
El o la bautista es la persona que bautiza y el Diccionario de la Lengua Española incluye pilongo o pilonga como un adjetivo poco usado para referirse a una persona que es bautizada en una determinada pila o parroquia.
El acto del bautizo, bautismo o baptismo (este último, en desuso) involucra el uso de determinados ornamentos y vestimenta. En Venezuela y Cuba, el faldón de bautizo se conoce como faldellín y el gorro blanco que se pone en la cabeza de los niños al bautizarlos se denomina capillo. Antiguamente, se cobraba un derecho por su uso. Hoy en día es posible ver el uso de un pañuelo que cumple la función del capillo.
Después de transcurrido un tiempo es posible renovar el sacramento y una persona se puede rebautizar.
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