Florentino y el Diablo

Desde hace mucho tiempo he querido hacer desde aquí, desde nuestro sitio palabrasenjuego.com, un acercamiento a la obra “Florentino y el Diablo”. Desde pequeño, esta extraordinaria leyenda me conquistó, no solo por significar parada obligatoria en la cultura popular venezolana sino también porque en su esencia se libra una lucha sin cuartel entre el bien y el mal, elementos que de un modo u otro siempre se entrecruzan y dan origen a fascinantes y épicas batallas.

Esta obra, exquisitamente escrita por el político y escritor Alberto Arvelo Torrealba, es una versión tradicional primitiva que forma parte de la rica herencia española, la cual ha perdurado en la memoria oral de los pueblos iberoamericanos. Así como los argentinos tienen a Santos Vega, el payador invencible, los colombianos tienen a Francisco el hombre, exquisito juglar vallenatero, nosotros los venezolanos tenemos a Florentino y el Diablo, obra protagonizada por el catire Florentino, llanero de soga y de caballo, buen domador y coleador, parrandero, un hombre que desconocía el miedo y experimentado conocedor de las faenas del llano.

Esta inmarcesible obra es considerada como un excelso monumento poético del pueblo venezolano, con alrededor de 40 versiones populares conocidas y otras tantas corregidas y ampliadas por el mismo autor en alrededor de 30 años, siendo la primera de ellas, escrita en el año de 1940.

La leyenda de Florentino y el Diablo se desarrolla en una obscura y lluviosa noche, cerca del pueblo llanero de Santa Inés, por donde el catire Florentino cabalgaba su manso palafrén enrumbado hacia un caserío donde lo esperaban entre tragos algunos amigos, cuando de repente tras de sí, oye a alguien cantar, la voz emergía de un lúgubre personaje quien montaba un negro corcel, mismo que le adelantó sin la mirada volver y en la cadencia de su paso le cantaba: “amigo, por si se atreve, aguárdeme en Santa Inés, que yo lo voy a buscar para cantar con usted”.

Florentino, experimentado en el arte del contrapunteo y sin miedo alguno replica en la renegrida noche: “sabana, sabana tierra, que hace sudar y querer, parada con tanto rumbo, con agua y muerta de sed, una con mi alma en lo sola, una con Dios en la fe; sobre tu pecho desnudo yo me paro a responder: sepa el cantador sombrío que yo cumplo con mi ley y como canté con todos tengo que cantar con él”.

Servido el enfrentamiento y ya estando en Santa Inés, se desarrolla el contrapunteo, el enfrentamiento ofrecía implícitamente un premio para el vencedor, Florentino (el catire quitapesares) lucharía por su alma, si ganaba se la quedaba, caso contrario era el Diablo (el capitán de las tinieblas) quien se adueñaba de ella.

El poema llevado a canción en modo de contrapunteo y en pleno despunte del alba, lo termina ganando el avezado Florentino, quien amparándose en la súplica a varias deidades hace desvanecer las malas intenciones del demonio.

Esta exquisita obra, no sólo nos brinda una entretenida fábula y nos aproxima al acervo cultural del gentilicio llanero colombo-venezolano, sino que también nos nutre con una amplia variedad de interesantes palabras, algunas de las cuales les dejamos a continuación, representadas en los tableros de Scrabble para el disfrute de todos ustedes.

Igualmente, les dejaremos al final dos enlaces, uno de los cuales los llevará a la obra escrita y el otro a una de las versiones cantadas, la más reconocida. Basta acotar que por ser un poema no tan corto, fue adaptado musicalmente de tal modo que se compone de un resumen de toda la obra.

Versión escrita completa, cortesía de Letralia

Versión cantada y publicada en YouTube

Foto: Contrapunteo de Florentino y el Diablo / Marcos Benitez

Autor: Itser González

Orgullosamente venezolano. Ingeniero de profesión, sociólogo de corazón y juglar en construcción. Apasionado de la conducta humana y ciego amante de las palabras.

1 pensamiento en “Florentino y el Diablo

  1. Recuerdo clarito como si fuese ayer escuchar esta leyenda en las madrugadas cuando encendía el radio antes de ir al liceo o en los tramos carreteros de los llanos guariqueños cuando tocaba viajar. Nuestro folklore tiene todo un abanico de leyendas costumbres y tradiciones.

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