Entre papeles

Definitivamente el trabajo de un copista no era nada fácil, horas y horas dedicadas a transcribir los textos sagrados y otros documentos en folios de pergamino o papiro. Por fortuna, evolucionamos del manuscrito al mecanuscrito y esa imagen del escritor con un montón de papeles arrugados en el piso, ha dado paso a otra en donde aparece frente a una computadora con las manos en la cabeza y mirando la pantalla en blanco. Un profundo desasosiego lo abate, no quiere hacer el papelón o el papelazo de su vida al publicar un segundo libro que no sea tan exitoso como el primero. El día de la presentación cayó mucho confeti, papel picado o papelillo, como le decimos en Venezuela, y las hermosas tarjetas de invitación en papel ahuesado con el gramaje perfecto fueron la sensación entre los asistentes. Además, la calidad del libro se notaba en cada página elaborada con vitela, un delicado papel de gran calidad hecho con piel de ternera. Por eso, las imágenes que ilustraban la novela se percibían con total nitidez, tal como se lo había asegurado el papelista dueño de la fábrica quien le sugirió descartar la estraza, la estracilla y el papel cuché.

Él estaba feliz, los críticos opinaron que la historia era perfecta para una adaptación cinematográfica y una actriz renombrada sería la protagonista, su obra no era cualquier papelucho o papelujo, todo apuntaba a que se convertiría en un clásico. Ahora, ante la pantalla en blanco, recuerda a su maestra explicándole las reglas de acentuación trazadas con su hermosa caligrafía en un papelógrafo.  En esa época feliz de su vida, nada le auguraba que sería reconocido en el mundo de las letras. Sin duda su suerte cambió cuando viajó a San Pablito de Pahuatlán en el estado de Puebla, México. Allí participó en la quema del papel amate, un ritual para invocar a los espíritus buenos que forma parte de la tradición milenaria de los indígenas mexicanos quienes se comunicaban con los dioses incinerando mensajes con sus peticiones. Aunque su solicitud de visa se traspapeló en el consulado, a última hora pudo completar el papeleo necesario y abordar su vuelo en la fecha prevista. Llegó en vísperas del Día de Muertos, tiempo propicio para esta celebración, vistosas guirnaldas con figuras de calavera en papel pinocho, más conocido por todos como crepé, adornaban las calles.

De esa visita tomó la idea para construir una novela policial en la cual un códice prehispánico extraviado es la clave para resolver una serie de asesinatos rituales. En el avión papeleteó bastante para que ninguna idea pudiera escaparse, era tal su concentración que ni siquiera se fijó en su compañera de asiento, ataviada con un vestido de papelina, quien lo miraba con curiosidad.

En esta hora menguada donde la creatividad parece haber huido, solo desea tener el talento y la imaginación de Carmen Boullosa: gracias a su pluma Moctezuma Xocoyotzin volvió a la vida en el México del siglo XX en su obra “Llanto. Novelas imposibles”. Con una historia así, definitivamente haría un buen papel.

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Autor: Susana Harringhton

Venezolana, profesora universitaria, amante de la literatura, orgullosa de sus raíces. Agradecida por los amigos que la vida y las letras le han regalado.

2 pensamientos en “Entre papeles

  1. ¡Gracias por tu comentario, Diorem! Al equipo de Palabras en Juego también le encantó el artículo de Susana y sabemos de otras felicitaciones que se quedaron por ahi en los grupos de chat.
    Susana, gracias de nuevo. Es un honor contar con tu talento en este espacio.

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