De carricoches y faetones

La invención de la rueda transformó el devenir de la humanidad en muchos sentidos, así que desde los antiguos carruajes hasta los más potentes bólidos de la Fórmula 1, sin olvidar el carrito de las compras en el supermercado, todos han sido posibles gracias a esta creación. Por eso, es oportuno empezar el recorrido por antiguos medios de transporte que funcionaban gracias a la tracción animal: para la biga se necesitaban dos caballos y, cuando estos se duplicaban, se convertía en cuadriga. En las películas sobre la antigüedad podemos ver representaciones de estos carruajes.

Asimismo, la berlina es de origen alemán -por la ciudad de Berlín, donde se creó- y tenía cuatro puertas laterales; el tílburi lleva el nombre inglés de su inventor y era para dos personas e iba tirado por un solo caballo, al igual que el clárens, por el duque de Clarence, quien luego fue coronado en el siglo XIX como Guillermo IV de Inglaterra. 

Otros coches son el milord y el cabriolé, ambos ubicados dentro de una tipología conocida como birlocho y este último era un carruaje ligero de cuatro ruedas, descapotado y sin portezuelas. 

En Las Antillas se usaba la volanta o volante, descrito como un coche de caballos semejante al quitrín, un tipo de carruaje abierto de dos ruedas. En España se identifican tres tipos: manuela, simón y manolo, que generalmente eran coches de plaza destinados al alquiler, por ello estaban debidamente registrados, así como su lugar de parada. 

En la rodada textual encontramos que el landó tenía cuatro ruedas y podía ser usado con y sin capota, mientras que el carricoche era cubierto y su caja semejaba la de un cochecito, lo que explica fácilmente su nombre. La calesa o calés tenía la capacidad para dos o cuatros asientos, mientras el calesín podía ser ocupado solo por dos personas e iba tirado por un solo caballo. Por su parte, el carromato era grande y además servía de transporte para cargas pesadas, como los animales de los circos.

La mitología siempre aparece en lugares insospechados, así que el faetón es un coche descubierto, de cuatro ruedas, alto y ligero, en alusión a Faetón o Faetonte, hijo del Sol, quien por no seguir las recomendaciones y conducir de forma riesgosa para los habitantes del cielo y la Tierra fue fulminado por el rayo de Zeus y, de tanto llorar, sus hermanas quedaron transformadas en álamos. 

Finalmente, los coches tirados por caballos o mulas tuvieron su declive debido al surgimiento de medios más veloces impulsados por otras formas de energía. En su mayoría, hoy en día se consideran objetos de anticuarios y se encuentran expuestos en museos como el Museu Nacional dos Coches, localizado en Lisboa, en donde se pueden observar las carrozas (coches de caballos grandes, ricamente adornados) usadas por los miembros de la realeza y muchos de los ejemplares nombrados en este artículo. Aquí les invitamos a conocer más de este museo.


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Autor: Susana Harringhton

Venezolana, profesora universitaria, amante de la literatura, orgullosa de sus raíces. Agradecida por los amigos que la vida y las letras le han regalado.