Hace unos meses, en una montaña cercana a mi casa, me topé con una hipnótica veta de piedras de cuarzo, que es un mineral formado por el sílice (este, a su vez, está compuesto por el elemento químico silicio y de oxígeno). Esta piedra es tan dura, que es capaz de rayar hasta el acero.
Al volver a casa revisé con detalle un pequeño cuarzo que traje de la montaña y no pude dejar la curiosidad allí: estuve leyendo sobre el tema y descubrí que esa piedra en su interior no tenía nada de agua, es decir, que era anhidra. Cuando en cambio, está hidratada, recibe el nombre de ópalo. También leí que otros tipos de cuarzos eran la amatista y el cetrino, también conocido como citrino y cetrina.
De esa experiencia quedé pensando en todas las cosas bonitas que la naturaleza pone al alcance de nuestra vista, de nuestras manos, y reparé en que justamente ese día tuve en mis manos una piedra más que bonita, semipreciosa, ya que las piedras preciosas son consideradas gemas y tienen un alto valor en el mundo de la joyería.
Las piedras preciosas se diferencian de las semipreciosas de acuerdo a algunos factores: su escasez, su rareza y la dificultad con que se hallan en la naturaleza; también por la escala de su dureza y, finalmente, por su belleza y perfección (brillo, color, pureza y transparencia). Por reunir esas características, en el mundo son consideradas preciosas sólo cuatro piedras, el diamante -que es el mineral más duro-, el rubí (el más duro luego del diamante y conocido también como corindón), el zafiro azul y la esmeralda. La amatista fue considerada una piedra preciosa hasta que se descubrieron enormes yacimientos en Brasil, lo que significó que ya no era ni tan escasa, ni tan rara.
Por su parte, las piedras semipreciosas son lógicamente, más abundantes, conociéndose actualmente alrededor de 140 en todo el mundo, aparte del ámbar, que es una resina vegetal fosilizada, y de otras piedras semipreciosas orgánicas como las perlas (polípero -masa calcárea– nacarado que se forma en algunos moluscos como el madreperla) y los corales.
Otra piedra semipreciosa es el poco conocido cuarzo camafeo, siendo su nombre más común ágata, también ónice u ónix; otros tipos de ágata son el crisoprasa, el heliotropo, la cornalina y la calcedonia.
Tenemos también, entre las piedras semipreciosas, a los feldespatos, que son diversas especies minerales, de colores varios que van desde el blanco, pasando por amarillentos hasta rojizos; suelen ser brillosos resinosos o nacarados y tienen gran dureza, que forman parte de rocas ígneas, como el granito. Entre los más importantes nos encontramos la ortosa, la albita, la andesina y la labradorita. Igualmente ubicamos aquí a la obsidiana, feldespato fundido naturalmente, negro o verde muy obscuro con el que los indios americanos elaboraban armas cortantes y flechas, también espejos.
Debemos tener en consideración, de igual manera, a las piedras semipreciosas con gran contenido de sílice, como el crisólito (también conocido como peridoto u olivino por tender al tono verde oliva), también hallamos aquí al famoso zircón -o circón-, llamado silicato de circonio, jacinto y como topacio. Tenemos al jaspe, al lapislázuli -de color azul intenso y tan duro como el acero-, a la serpentina (no, no tiene que ver con las serpientes, es de color verdoso y tan duro como el mármol); nos encontramos también en este grupo a la hermosa espinela (parecida al rubí) y a la mucho menos conocida andalucita.
Otro silicato considerado semiprecioso es el granate, del que existen variedades como los rojos intensos (granate piropo) el melanita (negro y opaco), la grosularia (verdoso amarillento) y el granate almandino, que puede tener varias tonalidades.
Finalizando nuestro recorrido por el fascinante mundo de los minerales que son considerados preciosos o semipreciosos, tenemos a la malaquita, la turquesa (de color azul verdoso y casi tan duro con el vidrio), el cabujón, la axinita, el crisoberilo (de color verde amarillento) la alejandrita – variedad de crisoberilo-, el diásporo, la turmalina, -también conocida como cianita– la casiterita, el chatón, la ceramita y la cardeña, que es una piedra semipreciosa llamada así por su tonalidad cárdena, o amoratada.
¿Cuál es su piedra preciosa o semipreciosa favorita?
Mis preferidas son el Ágata, la Alejandrita, el Ámbar, la Adelita, el Rubí y la Amatista, porque tienen nombre de mujer….
Saludos…
Excelente explicación, seguro, aprendí cosas que no sabía, gracias por esa exposición tan magistralmente dirigida. Me gustan mucho todas, pero la esmeralda y el granate, me fascinan!