“Clic, clic, clic, el retrato ya salió, clic, clic, clic, ¡señorita, se movió! Clic, clic, clic, probaremos otra vez, pero afine la mirada pa ́que no salga al revés y no enseñe los colmillos que parece Lucifer”, relataba jocosamente Chava Flores en la canción “El retrato de Manuela” mientras nos transportaba al estudio donde la joven se retrataba para su novio, Fidel.
Los clics de la cámara fotográfica de este gran cronista musical de la capital mexicana nos traen hoy el tema de las onomatopeyas, que son las palabras surgidas de la imitación o recreación del sonido de algo para entender su significado. En el caso de clic, se usa para representar, además, el ruido que se produce al apretar el gatillo de un arma, activar un interruptor o pulsar el ratón de la computadora.
La onomatopeya se refiere también a la recreación de un fenómeno visual, como tic nervioso (movimiento convulsivo y repetitivo producido por la contracción involuntaria de uno o varios músculos) y zigzag. Este último vocablo da origen al verbo zigzaguear, que es sinónimo de serpentear.
Pero continuemos con las onomatopeyas en español y algunas -muy utilizadas en historietas como efectos de sonido- son bum o pum, para imitar el ruido de un
golpe o de una explosión; paf, el que hace alguien o algo al caer o chocar contra algún objeto; crac, el sonido de algo que se quiebra; y zas, el de un golpe.
Tac es el ruido que producen ciertos movimientos acompasados, como el latido del corazón; tilín o tintín es el sonido de la campanilla (y de ahí se deriva el verbo tintinar o tintinear), el chischás es el ruido de las espadas al chocar unas con otras en la lucha, el tris es el leve sonido que hace una cosa delicada al quebrarse y tras se usa para imitar un golpe con ruido o, de manera repetida, para referirse al que se da llamando a una puerta (knock, en inglés, no aceptada en el español). Tan es el sonido o eco que resulta del tambor u otro instrumento semejante, tocado a golpes.
Siendo nuestro idioma un ser viviente que incorpora nuevos vocablos y coloca otros en desuso cuando es necesario, recientemente se agregó mua, la palabra para imitar el sonido del beso (que en inglés se representa como smack, no aceptada en el español).
Así como zigzaguear y tintinear, los verbos susurrar, balbucear o balbucir y tartamudear son también de origen onomatopéyico en español, como en inglés lo son cough para significar la tos y el sustantivo tap para este baile específico, en alusión al ruido de sus pasos. Ambas palabras tampoco han sido adoptadas formalmente aunque el caso de tap es muy conocido en nuestro idioma.
El cucú es la voz del cuclillo, un ave trepadora, y también es el adjetivo para el tipo de relojes de pared que simulan la salida de un pajarito que canta para anunciar el cambio de hora.
El tictac del reloj nos avisa que es la hora de despedirnos pero regresaremos pronto con onomatopeyas del reino animal. ¡Gracias por seguir nuestras Palabras en Juego!
¡Gracias, Merry! No hemos podido encontrar esa onomatopeya. Pensaríamos que es «ring» pero el Diccionario nos dice que esa vocablo es el sinónimo del cuadrilátero del box. Además, el sonido del despertador ya es tan variado en estas épocas que asumo será difícil establecer una palabra para representarlo.
¡Un abrazo!
Uf. Había perdido este artículo excelente. Por lo visto debo
levantarme a las 6:30 y poneme a revisar cosas con más frecuencia. ¿Cómo se representa el sonido del despertador?