Oscuridad

Hace pocos días, una impertinente e inoportuna oscuridad arropó completamente durante al menos cuatro días seguidos a mi país, Venezuela. Las causas no las comentaré por esta vía; solo quería traer a colación por aquí que, en una de esas noches bajo la luz de las velas, recordé una palabra que usaba mi querida abuela Josefa para referirse a la oscuridad (a la que también podemos llamar obscuridad). Ella decía: “qué escuridad tan grande hay esta noche”. Mi padre, en cambio, decía y aún dice: “qué oscurana hay, hoy”. Yo, aun siendo admirador desde chico de las palabras, nunca me di a la tarea de verificar en el diccionario si esas palabras eran válidas, o simplemente checar su definición. Di por descontado siempre que eran palabras coloquiales propias de mi amado llano venezolano.

Hoy, al menos tres décadas después de escuchar esas expresiones y siendo un completo enamorado del español y su riqueza, me doy cuenta con agrado de la sabiduría de mi abuela y de mi padre. La palabra escuridad, aunque está en desuso, es válida y entra en el renglón de vulgarismos del DLE. Del mismo modo, oscurana también es válida, con la diferencia de que no es de uso vulgar. Ambas significan oscuridad y pueden usarse como plurales, escuridades y oscuranas. A la palabra oscuridad podemos llamarle también obscuración y cuando hay oscuridad en la atmosfera podemos decir que hay fosca o foscas.

De igual manera recordé en otra de esas noches de ausencia de suministro eléctrico la obra del polifacético hombre de letras venezolano Alberto Arvelo Torrealba “Florentino y el diablo” (1940) -de la que soy empedernido aficionado-, porque en un fragmento menciona la palabra lóbrega -oscuro, tenebroso-; de allí podemos mencionar la palabra lobreguez, que es cuando algo tiene cualidad de lóbrego.

Por otra parte debo decir que, en uno de esos días cuando ya se estaba fundiendo con la noche, hubo una especie de niebla, especialmente oscura, tenebrosa… perfecto momento que me describió la palabra calígine, la misma palabra del título de la novela psicológica del escritor dominicano Carlos Pérez (2008). Claro, para definir esa incipiente noche, pude haber preferido la palabra cerrazón, que es una oscuridad grande que suele preceder a las tempestades, cubriéndose el cielo de nubes muy negras.

Espero no jerigonzar con mis remembranzas, ya que jerigonzar es, explicar algo con oscuridad y rodeos.

Autor: Itser González

Orgullosamente venezolano. Ingeniero de profesión, sociólogo de corazón y juglar en construcción. Apasionado de la conducta humana y ciego amante de las palabras.

4 pensamientos en “Oscuridad

  1. Mi querido Itser, DTB, ciertamente mi mamá decía, hay una escuridad, también lo decía la mamá de Narciso QEPD. (También oscurana) que tiempos aquellos, que me llegan a mi memoria, gratīsimos por cierto, gracias Itser!!!

  2. Gracias amiga querida, quizás podamos mencionar aquel adagio que reza: «dentro de cada cosa buena hay algo malo y dentro de cada cosa mala, hay algo bueno».

    Abrazos..

  3. Muy bueno tu relato, hasta de la oscuridad salen cosas buenas. Te felicito Itser, me fascina como puedes adentrarnos en la riqueza del idioma con una narración tan amena.

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