De la gayuba a la gravilla

Hace algunos años (siendo yo apenas un adolescente) y estando en el llano venezolano, oí que una señora vecina, amiga de mi familia, le decía a otra: “vecina, tómese un agüita de gayuba, ese es el mejor diurético que yo conozco”, en su momento no le presté tanta atención al asunto, quizás porque no era yo quien necesitaba el diurético, quizás simplemente porque me parecía una trivial conversación entre dos señoras mayores y solo era yo un mero oyente, o probablemente porque aún sin conocer yo la gayuba -mata de la familia de las ericáceas como el brezo o el arándano cuyo cocimiento de sus hojas o frutos sirve de diurético-, no era el amante de las palabras extrañas en que me he convertido.

Refiero a la gayuba porque ya pasadas algo más de dos décadas de aquella conversación, hoy leí nuevamente la palabra gayuba y más allá de sonreír por el bonito recuerdo, me estoy enterando de que también se le conoce como aguavilla.

Hoy, siendo un fervoroso enamorado de las palabras, sus formaciones, etimología, significados, relaciones y similitudes, noté que aguavilla se parece mucho (sustrayendo la letra u) a agavilla, y esta, a su vez, a la gavilla, que es una medida de cosecha mayor que el manojo y menor que el haz; también se define como un junta de muchas personas y comúnmente de baja calidad: gavilla de pícaros, gente de gavilla.

La agavilla viene del verbo agavillar, (también engavillar) que es hacer o formar gavillas por ejemplo: 80 gavillas de sarmientos, de cebada o trigo. Tenemos también que agavillar es sinónimo de acuadrillar, que significa juntar una cuadrilla, que como sabemos, es un grupo de personas reunidas para el desempeño de algunos oficios o para ciertos fines: cuadrilla de albañiles, de malhechores.

Ahora que trajimos a colación estas hermosas palabras, no podríamos dejar de asociarlas con la palabra gravilla: -grava o piedra lisa y pequeña- muy empleada como pavimento y en la fabricación de cemento.

Bueno, gracias al buen recuerdo de la gayuba podemos darnos cuenta de la riqueza infinita de nuestro idioma, pues nos permitió asociar palabras que guardan similitudes en sus formas aun teniendo significados totalmente opuestos, ya en un siguiente artículo, proseguiremos con esta maravillosa tarea.

FOTO DE LA PLANTA GAYUBA TOMADA DE SALUD.UNCOMO.COM

Autor: Itser González

Orgullosamente venezolano. Ingeniero de profesión, sociólogo de corazón y juglar en construcción. Apasionado de la conducta humana y ciego amante de las palabras.