¿Sabía usted que ósculo es sinónimo de beso? En otras latitudes se le llama morreo y se deriva del verbo morrear: besar a alguien en la boca, de forma insistente o prolongada. A los labios se les llama también morros.
El origen de ese fascinante acto humano es realmente incierto. Se presume que nació de un acto de amor, de la acción de los primeros pobladores de la tierra, cuando las madres masticaban la comida para dársela a sus hijos, tal como lo hacen las aves. Ya luego se fue tornando importante en la evolución. Se supone que los hombres, en su naturaleza más básica y posesiva, fueron acelerando (de la mano de las feromonas) el nacimiento del beso íntimo; las mujeres, por su parte, fueron usándolos de modo instintivo -y gracias nuevamente a las feromonas-, para clasificar a sus parejas.
La acción del beso genera muchos efectos químicos en el cuerpo: es liberada una lluvia de hormonas -como la serotonina, la dopamina y la oxitocina– invadiendo el torrente sanguíneo, acelerando la frecuencia cardíaca y estimulando el metabolismo (no en vano las personas más besuconas sufren menos de depresiones e hipertensión). La oxitocina es conocida también como la hormona del amor; cuanto más se tiene en la sangre, más preparado se está para dar y recibir besos, por lo que se torna un círculo vicioso. En los hombres todos estos procesos hormonales son más evidentes; en las mujeres no es así y esto sucede porque ellas necesitan una “construcción” del romance para conseguir los mismos resultados que los hombres.
Por otra parte tenemos que los besos también nos ayudan a mantenernos jóvenes, ya que son perfectos para ejercitar 34 de nuestros músculos faciales, manteniendo joven la piel de la cara. Además, un buen beso que dure entre cuatro y ocho minutos ayuda a quemar entre 8 y 26 calorías.
Nuestros labios tienen la parte de piel más fina de todo el cuerpo y además están profusamente poblados de neuronas sensoriales. Por esta razón, el placer que genera su contacto con otros labios, es mucho mayor que con cualquier otra parte del cuerpo.
Un dato menos agradable de aceptar para muchos, pero que no deja de ser interesante, es saber que en un beso de alrededor de 10 segundos de duración, se intercambian unas 80 millones de bacterias. Según un estudio holandés, estas bacterias normalizan nuestro sistema inmunitario y preservan nuestros dientes y encías. En la boca conviven unas 700 especies distintas de bacterias y los estudios sobre la microbiota corporal indican que cuanto mayor es la diversidad de organismos en nuestro cuerpo, tendremos una mejor salud.
Sobre los besos no todo está dicho. Esta sutil expresión humana tiene una importancia macro para la humanidad. Hoy apenas nos hemos asomado por entre sus escondrijos. En una próxima entrega le abordaremos desde otros ángulos.
Felicitaciones Itser por los 100 artículos escritos en Palabras en juego!!!.Demuestra tu talento y gran generosidad para con los demás. Creo que a ésta altura eres un pilar importante de éste hermoso espacio que nos hace saber un poco más cada vez. Te mando un abrazo, dos ósculos y mi admiración de siempre.
Hola, buenos días, muy emotiva e interesante tu exposición, aprendí mucho; porque no sabía nada de eso, gracias y felicitaciones por tus amplios conocimientos en ello!