El mes pasado, en la igreja del pueblo se realizó una reunión internacional de diferentes magistrados. De esta forma se hicieron presentes un zalmedina, un aportellado, un sufete, un canceller, un arconte, un veguer, un censor, un cuatorviro, un lexiarca, un cuestor, un duunviro, un estatúder, un irenarca, un decenviro, un éforo, un dux, un lictor, un pretor y un propretor, todos ellos recibidos por un maestrescuela, quien estaba asesorado por un muftí.
La intención de este congreso era abordar y emitir una opinión sobre la reciente corriente mundial de permitir mayor libertad en el comportamiento sexual de la población, lo cual ha traído un incremento sustancial en el número de países que han incluido en su legislación el matrimonio entre personas del mismo sexo y que están revisando la prostitución como actividad legal. A tal fin, y para conocer la opinión general de todas las partes fueron invitados e invitadas bagasas, ñaños, turecas, cellencas, rosquetes, pipianes, furcias, gabasas, patulecos, paileros, gamberras, golfas, mayates, mariposones, mamploras, julandrones, gorronas, heteras, jalonas, lagartas, lumias, jotos, gansos, fletos, culeros, cuecos, magallas, mozcorras, pécoras, pedorras, pellejas, cuchumbos, colipatos, chuletones, pendonas, pípilas, pirujas, tusonas, cacorros, chanfles, chaperos, zánganas, zorrupias y afeminados, quienes en forma unánime dieron su mayor apoyo a este movimiento y le exigieron al muftí que, basado en su auctoridad, emita una orden para atorgar a todos libertad de seguir ejerciendo sus actividades y preferencias sin tenerse que asconder por cuanto es algo que ya no quieren suportar.
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