Si nos detenemos a pensar en las características de nuestro cuerpo, todos tenemos rasgos faciales, marcas o alteraciones corporales que nos distinguen desde el nacimiento, como el hemangioma que se produce por la ruptura de vasos sanguíneos (en el uso común le dicen lunar de sangre). También descubrimos que lunarejo es quien tiene uno o varios lunares en el rostro.
Hay variedad de lunares y algunos resultan un atractivo adicional para personalidades del mundo del cine y la tele, situación muy diferente a quienes tienen verrugas. Recordemos que estas identifican a las malvadas brujas de cuentos de hadas y en estas historias infantiles un personaje agonista o antagonista puede sufrir alteraciones en la nariz para aumentarla, lo que lo vuelve narigudo, narigón, narizotas, narizón o narigueta.
Asimismo, otras huellas en la piel fueron adquiridas por enfermedades, tales como las ocasionadas por la viruela, pandemia que causó grandes daños durante el siglo XVI. En términos médicos, se llama virolento a quien padeció la viruela, así como a las marcas dejadas por esta. Otras denominaciones más coloquiales, que pueden resultar despectivas, incluyen ruñido, ñaruso, picarazado, cacarañado, cancaneado o simplemente picado. En México, cacarizo.
En otra ocasión comentaremos otras palabras vinculadas con los cambios que puede sufrir nuestro cuerpo por distintas razones. Por ahora, Palabras en Juego les recomienda releer…
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