Hace pocos días, recordando a los buenos amigos del Scrabble, caí en cuenta de que muchas veces al saludarlos lo hago de un modo repetitivo, a algunos les digo “estimado amigo”; a otros, “amigo mío”, y a una amiga en particular: “verde, que te quiero verde” (por ser Verde su apellido). Ese día simplemente recordaba.
Hoy, como cosa del destino, de súbito pensé en esa frase -que siempre supe no era mía-, que la había leído en alguna parte. En algún resquicio de mi mente estaba esa información y luego de horadar concienzudamente llegué al origen: se trataba de un poema de Federico García Lorca intitulado “Romance sonámbulo”, del que les traigo a continuación la primera parte…
Verde, que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde
con ojos de fría plata.
Verde, que te quiero verde
bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.
Federico García Lorca
Más allá de esa pertinaz y agradable búsqueda, el esfuerzo me sirvió para concatenar una cosa con la otra, ya que la frase “verde, que te quiero verde”, me sirvió de materia prima para establecer que en su interior se hallaba una interesante figura retórica de repetición, la epanadiplosis, que consiste en repetir al fin de una cláusula o frase el mismo vocablo conque empieza.
Aquí les mostramos algunos ejemplos de epanadiplosis, una figura retórica bastante usada en el arte de la poesía:
“Última amarra, cruje en ti mi ansiedad última” (Pablo Neruda)
“Hurra, cosacos del desierto, hurra”(José de Espronceda)
“El dueño de las tórtolas, el dueño” (Rubén Darío)
“¿Cómo era, Dios mío, cómo era?” (Juan Ramón Jiménez)
En la prosa también tiene su utilidad, como en la maravillosa pluma de Francisco de Quevedo, en su obra “Vida de Marco Bruto”, donde hace gala de su combinación con sus peculiares paradojas:
“Solamente los hechiceros de la ambición pudieron confeccionar corona que quitase corona, honra que atosigase la honra, vida que envenenase la vida, adoración que produjese el desprecio, aplauso que granjease odio”.
El Diccionario de la Lengua Española refiere que epanadiplosis es lo mismo que anadiplosis, aunque hay una pequeña diferencia, ya que esta última consiste en la repetición, al comienzo de una cláusula o verso, de la última palabra del verso o cláusula inmediatamente anterior. El ejemplo que nos da el Diccionario es “como el tiempo pasa, pasa la hermosura”.
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