“El pepino era zocato” forma parte de un juego de palabras rimadas que repetíamos en la infancia y que hoy me servirá de punto de partida para hablar de la calidad de las frutas, la cual no siempre responde a las imágenes que vende la publicidad.
Específicamente, zocato se refiere a un pepino que está encorvado y en sentido amplio abarca a aquellas frutas que amarillean, pero realmente no adquieren el crecimiento y maduración óptimos para su consumo. Para la sandía o zandía encontramos badea y albudeca. En el caso de la uva, la calagraña es una especie calificada como de mala calidad.
Otro término es royo o roya, usado en dos provincias españolas para designar a un fruto no maduro, mientras carra indica que está pasado o podrido. Asimismo, cuando una fruta se acorcha (del verbo acorcharse) tiene una consistencia a corcho y pierde sus propiedades, es decir, se avanece. Otro verbo es modorrar, que ocurre cuando la fruta adquiere una consistencia blanda y cambia de color como para pudrirse.
Las frutas y verduras se pueden mustiar o marchitar por el ataque de plagas o exceso de sol, entre otras razones. En “De uvas y vinos” hablamos de la filoxera, que es un insecto que destruye los viñedos. Otras veces, la condición óptima de la fruta se afecta durante el proceso de recolección o transporte: maca es la señal que queda en esta por algún daño recibido, o simplemente se pasa de madura y recibe el nombre de papanduja.
Ya es momento de huir de los microorganismos que atacan a las frutas, porque llenamos un huacal o guacal de varias que se han mohoseado. Ahora toca compostar, así que pronto tendremos disponible compost (abono orgánico).
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