En esta narración retomamos el hilo para revisar en el Diccionario de la Lengua Española palabras asociadas al ámbito textil, aunque también podemos decir textorio, en referencia al arte de tejer. Es una noche de invierno y la joven leonesa se prepara para el filandón, también llamado hilorio, esa reunión nocturna en la que escapan del pesado día, hablan de las rutinas cotidianas y también de historias remotas mientras sus padres realizan tareas manuales.
En el proceso de la hilanza y al compás de la música también teje sus sueños, un hilo que se proyecta en el tiempo. Ya no es una simple hileña (hilandera en desuso): vive en otra época y es una diseñadora de modas que conoce la composición de telas francesas como camelote, retor, calicó, droguete, casinete, quinete, quintín, peldefebre y muchas más.
Observa que el mundo ha cambiado, la rueca que se usaba para el hiladillo hace mucho desapareció. Hoy existen modernas máquinas para tricotar llamadas tricotosas y con ellas calcetar (hacer labor de punto) es una cuestión de minutos. Ahora los hilos brillan y se venden en hermosos carreteles, gracias a un señor llamado John Mercer (1791-1866), un químico inglés quien le agregó sosa o soda cáustica a los hilos y tejidos de algodón para lograr el efecto de abrillantarlos. Fue tan importante que hasta se creó un verbo con su apellido: mercería, aunque la palabra mercería viene del catalán y es la tienda donde el mercero o mercera vende encajes, brocados, botones y cintas; en Panamá es llamada sedería.
En ese viaje al futuro la joven contempla deslumbrada las vidrieras, camina con seguridad entallada en un conjunto de lino, hasta que un agujazo la despierta y nuevamente vuelve a su labor de tejedora y a la vida apacible de su comunidad.
En este cuadro del pintor Luis Álvarez Catalá, que presenta el Museo de Bellas Artes de Asturias, se puede observar la representación del filandón.
Palabras en Juego les invita a releer…
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