Si hablamos de animales que llevan su casa a cuestas, el cangrejo ermitaño no es el único, porque en este ranking la tortuga es una aventajada representante. Según la fábula de Esopo, la razón se debe a que Zeus la castigó por haberse negado a asistir a su boda con el argumento de que prefería la comodidad de su hogar.
La etimología de tortuga en el Diccionario de la Lengua Española es bastante curiosa: se asocia con un ser infernal, dado a que antiguamente se pensaba que esta personificaba el mal.
Ahora bien, pudiéramos decir que este es un artículo testudíneo, porque trata de palabras vinculadas con la tortuga, reptil que pertenece al orden de los quelonios, en el cual también entran los galápagos, animales de importancia trascendental para el evolucionismo darwiniano.
Entre las tortugas que, con paso lento, han accedido al DLE se encuentran algunas de nuestro continente como la charapa, que es pequeña y es propia de la región amazónica peruana, muy valorada por ser comestible. En cambio, la especie llamada laúd o baula, en Honduras, es la más grande del mundo y puede pesar hasta 590 kg. su hábitat está en los océanos tropicales del mundo.
De las lenguas indígenas provienen los nombres de caguama o cahuama, que es una especie un poco más grande que la tortuga carey en peligro de extinción por la pesca indiscriminada.
En una analogía con las características de este quelonio, en varios países de Latinoamérica, tortuguismo define el trabajo lento o la dilación en la prestación de un servicio, es un sinónimo de lentificar. En Venezuela decimos que los trámites van a paso de “morrocoy”, aunque el DLE registra es morrocoyo como una voz proveniente de la lengua cumanagoto para denominar a un galápago que habita en Cuba. Se distingue por su caparazón rugoso y cuadros amarillos.
Y ahora sí, me retiro lentamente y les dejo el espacio para sus comentarios. No tarden tanto.
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