Hace poco, conversando con un amigo, detallé que repetíamos muchísimo una palabra, entonces me pregunté: ¿cuál será la palabra más utilizada en el español? Al analizar la pregunta, caí en cuenta de que era bastante ambiciosa, puesto que el idioma español es amplísimo. Apunté entonces a un universo más pequeño y reformulé la pregunta: ¿cuál será la palabra más utilizada en mi país, Venezuela?
Buscando respuestas e intentando reducir el ámbito de estudio, excluí las conjunciones como “y”, preposiciones como “de” o “en”, y artículos como “un”, “la”, “los”, o “una”. Me enfoqué en las palabras que formasen parte de nuestra idiosincrasia y exceptuando varios vulgarismos, observé que uno de ellos era el que justamente repetíamos en la conversación que dio origen a mi duda.
Esa palabra es vaina, y aunque etimológicamente viene del latín vagina, nada tiene que ver con la misma. Entre sus acepciones en el diccionario, tenemos que es una funda ajustada para armas blancas o instrumentos cortantes o punzantes, también es la cáscara tierna y larga en que están encerradas las semillas de algunas plantas y en botánica es el ensanchamiento del pecíolo o de la hoja que envuelve el tallo. Como término marítimo, es el dobladillo que se hace en la orilla de una vela para reforzarla.
Asimismo, en Vasco y en La Rioja, España, es una judía verde, y en varios países de América se usa para denotar contrariedad o molestia, reprender, castigar o maltratar a alguien afrentosamente de obra o palabra. En Cuba, es una cosa no bien conocida o recordada, también, es decir tonterías.
El uso de la palabra vaina en varios países de Latinoamérica es impresionante, pero en Venezuela forma parte esencial de nuestro habla, es asombrosamente extendido, literalmente sirve para incluirla en casi todas nuestras conversaciones (sin ápice de exageración); porque le tomamos como aquella palabra que usamos para sustituir cualquier otra que se nos olvide, de allí que prácticamente todo puede tomar este significado. Además de emplearla como un sinónimo universal, la usamos como antónimo, la utilizamos para darle importancia a algo o restarle la misma, para exclamaciones e interrogaciones, es una palabra neutral, de carácter antagónico -seria y jocosa al mismo tiempo-, en fin, hoy en este artículo trataré de acercarles a esta versátil palabra.
* En vez de decir: “de ninguna manera”, decimos: “ni de vaina”.
* Al saludar, preguntamos: ¿cómo está la vaina?
* Si no queremos ser molestados decimos: ¡no me eches vaina! o ¡deja la vaina!
* Si notamos algo extraño, expresamos: ¡aquí pasa una vaina! o ¡esa vaina está muy rara!
* Cuando algo está bien, decimos: “qué vaina tan buena” y si está mal: “esa vaina está muy mala”.
* La usamos como punto de referencia: “vaya derecho, cerca de donde está la vaina aquella” y si está lejos decimos: “esa vaina sí queda lejos” o “te falta rodar una vainita todavía” (en vez de poco, aquí significa bastante).
* Nos sirve de diminutivo: “que vainita más linda” o “es una vainita así de chiquitica”, también de aumentativo: “tremenda vaina -problema- en la que estamos metidos” o “es una vaina inmensa ese caballo”.
* Desde pequeños oímos decir a nuestros padres: “deja esa vaina quieta”, “quítale esa vaina al niño, es peligrosa”, “no les des al niño todas las vainas que quiere”. Así que desde pequeños, esta palabra está en nuestra psiquis.
* Sirve para preguntar casi todas las cosas: ¿qué vaina querrá?, ¿qué vaina estará pasando?, ¿qué vaina es esa?, ¿será verdad esa vaina?, ¿viste la vaina aquella?, ¿vamos a ir para la vaina?, ¿compraste la vaina?, ¿me trajiste la vaina?, ¿dónde pusiste la vaina?, etc.
* Para exclamaciones de asombro: ¡impresionante esta vaina que me está pasando!, ¡que vaina más brillante!, ¡esa vaina me dejó impactado!, ¡este calor es una vaina para locos!
* Su aplicación se extiende hasta para hacer los comentarios más contradictorios: ¡ese Javier es una vaina seria!, significa que Javier no es nada serio o que Javier es una persona complicada.
* Asimismo, se deriva de ella otra palabra que goza de interesante variabilidad, como: vainero -que aunque su significado sea oficial que hace vainas para todo género de armas-, aquí lo desvirtuamos y aplicamos según nuestra conveniencia para expresar situaciones tales como: “estábamos en la fiesta hasta que se formó el vainero y tuvimos que irnos”; aquí, vainero puede significar pelea, desorden o complicación en general.
* Del mismo modo nace el uso de “vainón”, puede tomarse como un problema: “que vainón con ese carro, vive dañado”, “que vainón con la electricidad, se volvió a ir”.
* La palabra vaina puede usarse para indicar sentimientos: “esa vaina me pone triste” o “enterarme de esa vaina me ha puesto alegre”.
* Sirve también para identificar enfermedades: “tengo una vaina maluca (mala) en el cuerpo”, -aunque maluca sea relativo a las islas Molucas o Malucas, en Indonesia- o “a mí este clima me va a dar una vaina” o “qué vaina más desagradable tengo en el estómago”.
* También la aplicamos para expresar conformidad: “nada que hacer con esta vaina” o inconformidad: “esta vaina no se va a quedar así, algo haremos”.
Aquí, con estos ejemplos, mostramos algunos de los usos que tiene esta palabra en el día a día de un venezolano, como ven, es una palabra muy viva, muy inquieta, el recurso que nos ofrece desconoce límites.
Sería gratificante para el equipo de Palabras en Juego conocer a través de ustedes las palabras más usadas en sus países de origen. Por lo pronto, hasta aquí dejamos esta vaina.
Hola, esa palabra está muy usada en ntro lenguaje coloquial, por ende siempre la usamos en todas partes y momento!