Hablábamos de esas palabras de otros idiomas que traen enredos, malos entendidos y problemas en la comunicación y entre las palabras en inglés la lista es larga porque, debido al llamado espanglish (modalidad del habla de algunos grupos hispanos de los Estados Unidos), son cada vez más los falsos amigos que se han diseminado.
Es tal la distorsión que hay palabras que se usan comúnmente en español atribuyendo un significado propio de la lengua inglesa, pero que dista mucho de la definición verdadera, como es el caso de bizarro (por “bizarre”), que suele usarse erróneamente para calificar algo de estrafalario, estrambótico o raro, pero en realidad bizarro debe usarse en español para referirse a un valiente, y también para calificar a alguien o algo de generoso, lucido o espléndido. Aprovecho para decirle, amigo lector, que usted es muy bizarro al tomarse unos minutos para leer esto.
Cito a continuación otros ejemplos de falsos amigos que vienen del idioma inglés. Un “conductor” no es el que conduce o transporta a alguien o algo de una parte a otra, por ejemplo, frente al volante de un automóvil, pues un “conductor” es un director de orquestas y el director de una institución educativa es el “principal”.
Dentro de esa misma escuela que tiene un “principal” puede haber una “library”, que a simple vista podría traducirse como una librería (tienda donde se venden libros), pero en realidad es una biblioteca, porque una tienda donde se comercia con obras científicas, literarias o de cualquier otra índole es una “bookstore”.
En el Reino Unido una “public school” no es precisamente una escuela pública como las que conocemos en nuestra latitudes, por el contrario, es una escuela privada de pago de lo más cara y exclusiva. En el mismo ámbito de la educación un “scholar” no es un escolar, sino alguien que está en una etapa mucho más avanzada, como un erudito o académico.
“Resume” o “resumé”, en ningún caso es un resumen: el primero se refiere al verbo reanudar y el segundo (con la tilde) es un currículo o currículum: relación de los títulos, honores, cargos, trabajos realizados, datos biográficos, etc., que califican a una persona.
Me atrevería a afirmar que esto es una milésima parte de una larga lista que desató la ira en redes sociales de un buen amigo, quien escribió en Facebook lo siguiente: “Ojalá la gente supiera que la traducción correcta de la palabra ‘policies’ es ‘políticas’ y no ‘pólizas’, me da prurito cada vez que lo veo”, lo cual me motivó a escribir este artículo y compartir el siguiente dato curioso que demuestra cuánto puede cambiar una idea si nos dejamos engañar por esos falsos amigos.
Hay una famosa frase que dice «Honesty is the best policy». Una traducción errada que ha sido muy difundida es “La honestidad es la mejor póliza” (sic), como si se tratara de un contrato de seguros. Lo más cercano como traducción de la frase sería «La mejor política es la honradez» (y aquí viene el dato curioso), que en inglés se le atribuye al político estadounidense Benjamín Franklin, pero en español muchas fuentes se la atribuyen al Libertador Simón Bolívar y hasta la llegaron a colocar en un mural en una autopista en Caracas, por no hablar de todas las veces que ha sido citada esta frase por muchos políticos en sus discursos, aunque en el desempeño de sus funciones realmente no apliquen esa “póliza” (sic).
Norma: Gracias a ustedes por permitirme estar aquí como autor invitado… Ya lo dije, ustedes son muy bizarros.
¡Excelente, Mikel! Y muy cierto. Esas traducciones imprecisas a veces ya son tan conocidas que parecieran válidas. Por ejemplo, entre la comunidad hispanohablante de Texas lo más común es “aplicar” a un trabajo o enviar la “aplicación” (solicitud). Quienes nos dedicamos a la comunicación debemos lograr la comprensión del mensaje usando los términos correctos de nuestro idioma y eso agrega dificultad pero también hace más interesante el proceso.
Mikel, gracias otra vez por participar en este espacio.