En el artículo que les presentamos sobre las onomatopeyas -palabras surgidas de la imitación o recreación del sonido de algo- les prometimos abordar algunas que imitan los sonidos de animales, como cricrí, que representa el sonido del grillo.
Esta voz se relaciona también con el nombre de un querido personaje en México, Cri-Cri, el Grillito Cantor, creado por Francisco Gabilondo Soler en 1934 para entregar canciones infantiles que marcaron una época para la niñez más allá de las fronteras mexicanas.
Sigamos con las onomatopeyas de animales: el Diccionario de la Lengua Española reconoce como palabras válidas: pío, guau, miau, quiquiriquí, mu, be (el balido de cabras, carneros y ovejas), hin (para representar el relincho del caballo y del mulo), fu (que imita el bufido del gato) y clo o cloc (que es la voz de la gallina clueca). El cucú es el canto del cuclillo.
Más adelante compartiremos aquí nombres de voces de los animales, diferentes de las onomatopeyas porque no imitan el sonido de un animal sino lo nombran.
Algunas veces se basan en el sonido (como mugir, con su onomatopeya mu, o el siseo de las serpientes), pero no se relacionan necesariamente con el sonido real emitido por los animales.
Concluyamos el tema con una reflexión interesante sobre las representaciones de las onomatopeyas de los animales en otros idiomas, a veces tan distintas pese a que ellos emiten el mismo sonido en cualquier parte del planeta. Ninguna de las
palabras entrecomilladas que siguen son válidas en español pero sí en inglés. Por ejemplo, el perro hace “arf” y “woof”; el gato, “meow”; las cabras y ovejas, “baa”; el burro, “hee-haw” y el gallo, “¡cock-a-doodle-doo!”…
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