Telas antiguas, celestres y azuletes

Las telas han sido uno de mis temas favoritos porque siempre aportan nuevas palabras que podemos usar en el juego de palabras cruzadas. Muchos nombres de tejidos han quedado como referencia a usos antiguos, como blanqueta, un tejido de lana; la palmilla, que se labraba en tierras conquenses (de Cuenca, España); alquicel o alquicer (en desuso) designa tanto a un paño blanco como a una prenda morisca, mientras que la impla era destinada a confeccionar velos y tocados. Un interesante galicismo es camelote, chamelote o gamello, porque se elaboraba a partir de los pelos del camello. 

En el ámbito textil no solo distinguimos las telas por el material con el cual se elaboran: la presencia del color nos lleva a observar distintas tonalidades del círculo cromático que se obtienen mediante compuestos químicos o naturales durante la tinción o teñidura; el verbo tintorear, un hondureñismo del ámbito rural, significa teñir de color alguna tela. 

En el orden de los colores primarios, el tinte amarillo se puede preparar a partir de la cocción de la gualda o reseda, una planta silvestre, y, para azular una prenda de manera natural había que añilar, es decir usar el añil o jiquilete, un producto obtenido de una planta cultivada en una hacienda solo destinada a este propósito, llamada añilería

Además de dar color, el añil se utiliza para blanquear ropa y se consigue en pequeños cubos de azulillo, en polvo o líquido que recibe también el nombre de azulete. Por su parte, el celestre era un baño que iba antes del color negro y este tono también se puede conseguir con el zumaque que, además de servir para curtir pieles, aporta tonalidades oscuras. 

Si del color rojo se trata, el tinte obtenido de la alheña es el idóneo. Las hojas de este arbusto se pueden convertir en polvo para uso textil (el verbo es alheñar). Los sinónimos de alheña incluyen aligustre, ligustro, jena, alcana y cinamomo.

Finalmente, otro colorante natural es el azafrán o croco, por su nombre científico, así que una de las acepciones de azafranar es teñir con el estigma de sus flores, lo que da como resultado un color rojo anaranjado. 


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Autor: Susana Harringhton

Venezolana, profesora universitaria, amante de la literatura, orgullosa de sus raíces. Agradecida por los amigos que la vida y las letras le han regalado.