Díscola, rubicundo y columbrar

«Regados por todo el arenal yacían los cocos, irrisorios monumentos de la guerra breve… ¡Así de corta y díscola es la memoria de los hombres!

Ya al atardecer, cuando el rubicundo Apolo triste descendía a las cavernas de Neptuno, desatándose de ese modo las sangrantes sombras, inquietas y confusas noticias arribaron sobre grande hallazgo hecho por uno de los rescatadores.

“Algo oteamos allá lejos en el mar, pero no se nos hizo fácil columbrar lo que las olas mecían. Llegó la noche y nada se pudo hacer. El rescate quedó aplazado para el día siguiente”». (p. 33)

Edgardo Rodríguez Juliá, escritor puertorriqueño, en La noche oscura del Niño Avilés, publicada en 1984. 

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díscolo, díscola: Desobediente, que no se comporta con docilidad.

rubicundo: Rubio que tira a rojo y, dicho de una persona, de buen color y que parece gozar de completa salud.

columbrar: Divisar o ver desde lejos algo, sin distinguirlo bien. 

FOTO: Portada La noche oscura del Niño Avilés (2002). Caracas: Biblioteca Ayacucho. 

Autor: Susana Harringhton

Venezolana, profesora universitaria, amante de la literatura, orgullosa de sus raíces. Agradecida por los amigos que la vida y las letras le han regalado.