Venezolanidad

La venezolanidad está a flor de piel en distintos lugares del mundo por la aparición de una nueva aplicación que invita a los usuarios a reencontrarse con muchas palabras guardadas en el cajón de los recuerdos, lo que también ha suscitado interesantes debates en torno al conocimiento de nuestro léxico.

De hecho, este fue el tema del recién celebrado Torneo Nacional 2025. El premio por el venezolanismo de mayor puntaje lo obtuvo Diego Lattuf con resteados (del verbo restear: Dicho de un jugador, poner en la apuesta todo el dinero que le queda sobre la mesa). 

Si bien anteriormente hemos comentado algunos venezolanismos, la lista es amplia y siempre hay opciones válidas para el tablero. Estos términos propios abarcan objetos, comidas y expresiones de la cotidianidad, las cuales tienen una entrada en el diccionario marcada solo para Venezuela o se indica que el término es compartido con otros países. 

En esta oportunidad, me interesa registrar aquellas palabras consideradas exclusivas de Venezuela, como cerecere o seresere, nombre de una llovizna menuda, pero antes también se usaba para referirse a las monedas de menor valor: “solo quedó un cerecere en la cartera” y esto pasó tal vez porque fue una persona demasiado gastiva que derrochó todos los churupos (dinero) en un mueble que al final se convirtió en un pereto (objeto inservible). Y todo porque le encantó que era de color carrubio (rojo oscuro). 

Sin embargo, la chícura o chícora nunca será un pereto, ya que es una herramienta valiosa usada en las labores agrícolas para abrir huecos en la tierra durante largas jornadas que no son para cualquier pataruco (persona cobarde) que le tiene miedo al trabajo. Por eso, un campesino verdadero desde que es un pichurro (niño pequeño, aunque esta palabra todavía no es válida en el juego de las palabras cruzadas) empieza con diversas tareas como recolectar y moler el maíz que se usará para preparar el manjarete, postre criollo que también incluye coco y especias. En otras palabras, nada de perder el tiempo, es decir, manguarear. El trabajo es para gente seria que no se dedica a rochelear ni a estar cerca de lugares donde siempre se arma una sampablera (alboroto). 


Palabras en Juego les invita a releer…

Venezolanismos

¡Chévere!

Mi abuela

Autor: Susana Harringhton

Venezolana, profesora universitaria, amante de la literatura, orgullosa de sus raíces. Agradecida por los amigos que la vida y las letras le han regalado.

1 pensamiento en “Venezolanidad

  1. Buenísimo mi Susi, me encantó que sigamos con nuestra Venezuela en alto, en todos los sentidos. Esta vez un artículo que fortalece nuestro idioma en esta tierra que tanto queremos.

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