¿La letra eñe pertenece solo al idioma español?
En lo absoluto, ni la grafía (letra) ni su fonema (sonido) son exclusivos de nuestro idioma.
En la península ibérica, el gallego y el asturiano usan esta letra. En América Latina muchas lenguas indígenas como el mixteco (pueblo amerindio que habita varios estados mejicanos como Oaxaca, Guerrero y Puebla), el zapoteco, el otomí, el quechua (pueblos indígenas que habitan varias regiones de sudamérica), el aymara, el mapuche (pueblo amerindio que habita en el centro y sur de Chile) y el guaraní (varios pueblos indígenas que viven desde el amazonas brasilero hasta el río de la Plata) también cuentan con la eñe.
Y, ¿cómo llegó la eñe a Latinoamérica?
Cuando los españoles llegaron al continente se consiguieron conque en varios dialectos se reproducía un sonido fuerte, palatal y nasal que se asemejaba al de la eñe que ya tenía presencia en su país natal, así que no fue difícil aplicarle la misma grafía y en general, los sistemas de escritura de las lenguas indígenas americanas fueron implementados en la mayoría de los casos por lingüistas del reino de España.
Otras culturas que también tuvieron contacto con el español cuentan con la eñe, como el papiamento (lengua de base portuguesa y elementos del holandés, inglés, español, arahuaco -pueblos indígenas de las Grandes Antillas- y diversas lenguas africanas), el tagalo (pueblo indígena de Filipinas), el chabacano (lengua nativa de la isla de Mindanao en Filipinas), el bubi (población indígena de la isla de Bioko, en Guinea Ecuatorial) o el chamorro (lengua malayopolinesia que se habla en las Islas Marianas, en Guam).
En otro orden de ideas, muy a pesar de que el idioma español es la segunda lengua materna más hablada en el mundo -luego del chino mandarín-, la eñe ha tenido muchas trabas en la era digital. En 1991, la entonces Comunidad Económica Europea propuso comerciar teclados sin la letra ñ, una iniciativa rechazada por políticos e intelectuales hispanohablantes, entre ellos Gabriel García Márquez.
Todo apunta a que por ser el idioma inglés una lengua tan dominante y no poseer la letra eñe ni su fonema, se ha hecho a un lado su inclusión en el mundo tecnológico (a pesar que en 1993 el gobierno español consiguió salvar la eñe acogiéndose al Tratado de Maastricht, uno de los tratados fundacionales de la Unión Europea y que admite excepciones de carácter cultural). La prueba es que aún no podemos usar direcciones de correo electrónico que contengan la eñe.
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