Uno de los peores momentos de mi vida fue hace aproximadamente un año, cuando por un cúmulo de circunstancias que no vienen al caso dejé de escribir; en cambio, el peor momento de la vuestra es este preciso instante en el que he decidido volver a hacerlo. No he podido negarme: soy incapaz de resistirme a las súplicas de una buena amiga y sobre todo a las promesas inconfesables de una bella mujer.
Cuando Norma me propuso colaborar en este excelente proyecto, confieso que en un principio dudé mucho de que mi forma irreverente y soporífera de escribir encajara en el formato y objetivos de Palabras en Juego; hoy, tras unas semanas de profunda irreflexión, ya no me cabe la menor duda de que no, no encaja.
Cuando dejé de escribir las crónicas de los torneos de Scrabble en los que participaba fue porque me di cuenta de que aquello empezaba a ser para mí una especie de trámite y lógicamente el producto final estaba falto de alma. Ojalá todos los escritores de la historia hubiesen sabido en qué momento de su vida dejar de escribir: el mundo se hubiese ahorrado unos cuantos millones de libros prescindibles y además habríamos acabado con el problema de la deforestación del planeta.
Quiero decir con esto que no sé si sería capaz de escribir sobre curiosidades del idioma, ni sé si podría ser divulgativo y didáctico como lo son todos los excelentes colaboradores de Palabras en Juego. Sí soy capaz, en cambio, de compartir con todos algunas irreflexiones sobre el uso del lenguaje desde mi particular visión irreverente, políticamente incorrecta e insoportablemente irónica de la realidad. Y sobre todo creo que la mejor forma de poner de manifiesto la belleza de nuestro idioma es usarlo bien y sobre todo sin causar efectos secundarios. Yo lo hago humildemente. Reconozco que algunas veces lo traiciono, lo ofendo, lo ultrajo, lo retuerzo, lo estiro, lo estrujo y juego con él de forma inmisericorde. Espero que él pueda perdonarme algún día, porque yo lo amo a cada minuto.
Considerad este texto como una presentación y como una declaración de intenciones. Y si finalmente me aceptáis en vuestro seno, mi insincero agradecimiento a mis colegas escritores y sobre todo, mis disculpas anticipadas y mis condolencias para los sufridos seguidores de Palabras en Juego.
Notas innecesarias agregadas por el equipo de Palabras en Juego:
irreflexión: Falta de reflexión (que es el pensar atenta y detenidamente sobre algo).
inmisericorde: Dicho de una persona que no se compadece de nadie (la misericordia se define como la virtud que inclina el ánimo a compadecerse de los sufrimientos y miserias ajenos).
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