En el marco del Día Internacional de la Mujer, que originalmente se denominó Día Internacional de la Mujer Trabajadora, y que se celebra cada 8 de marzo, dedicaremos esta entrega a hacer un repaso por aquellos oficios o actividades exclusivas de las féminas, como cuando se habla de un matriarcado, que es algo similar a una ginecocracia, término poco usado para referirse al gobierno de las mujeres, que es lo que hacen las águedas en el folclore castellano y leonés, cuando alrededor del 5 de febrero las mujeres toman simbólicamente el mando del lugar.
Al hacer una revisión del Diccionario, encontramos que hay unos cuantos oficios que solo tienen entrada como femenino, pues pareciera que se trata de acciones ejecutadas exclusivamente por mujeres, como la afeitadera, que era una mujer que se dedicaba a embellecer el cabello de otras personas, hoy le llamamos peluquera o barbera. También existían oficios como el de acompañanta o guardamujer, que básicamente tenían la función de acompañar a una dama, lo que también hacía una carabina, una mujer de edad que acompañaba a ciertas señoritas, en especial cuando eran cortejadas.
Entre otros oficios, tenemos que la mujer que barría y limpiaba con la escoba era la escobadera. La agujadera era la que trabaja en bonetes, gorras y otras cosas de punto, y la que tejía o hacía albendas era una albendera, y si esa mujer tenía destreza en las labores de costura era laborera, y es probable que trabaje con una que tiene por oficio hacer ojales, la ojaladera, y el equipo lo completa una zurcidera, la mujer que zurce.
La que vende fritadas es una fritandera, y la que vendía potajes en los mercados era una potajera. En cualquier caso, podría decirse que muchas de ellas eran vendederas o revendederas. Cualquiera de estas mujeres podría tener una ayudanta o asistenta, pero si se trata de la mujer que guía, estamos hablando de una ductriz, palabra actualmente en desuso.
En el pasado, las mujeres ostentaban o recibían un título solo por ser “la mujer de”, como almiranta, brigadiera, comandanta, coronela, generala, mariscala, mayora, mayorala, montaraza, sargenta y condestablesa (la mujer del condestable), pero hoy en día los títulos o cargos les son conferidos a las mujeres por méritos propios y no por ser la pareja de alguien, como alcaidesa o alcaldesa, concejala, alguacila, fiscala, catedrática, consulesa, intendenta y jueza, entre otras.
Si pasamos a títulos nobiliarios que ostentan u ostentaban las mujeres, tenemos la delfina, que era la mujer del delfín de Francia, la dogaresa era la mujer del dux, la maharaní era la mujer del maharajá o marajá (príncipe de La India), la paresa era la mujer de un par (miembro de la alta nobleza), la guardesa es la mujer del guarda, la boyarda era la mujer del boyardo (señor ilustre), la sultana era la mujer del sultán, y coya es la señora soberana o princesa entre los incas.
Existen los casos curiosos de femeninos que quizá son poco comunes escuchar, por ser algunos poco usado o porque principalmente se usan en masculino, pero son válidos en nuestro idioma, como cacica, capataza, choferesa, mayordoma, y hasta papisa, que sería la mujer que ocupe el papado, y en este caso, esta posible papisa sería antes una postulanta, la mujer que pide ser admitida en una comunidad religiosa.
Hay otros puestos que en la actualidad parecen estar reservado solo para las mujeres, como la institutriz, que es la mujer encargada de la educación de los niños en el hogar, o la gobernanta, que ejerce su función en los grandes hoteles.
Y así concluye este breve recorrido por esta lista de palabras que tienen a la mujer trabajando fuertemente a lo largo de la historia y así celebramos su día en Palabras en Juego.
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