Hace unos días, me encontraba comprando una cadena para candado. El dependiente era un señor de edad avanzada y traía una cizalla muy grande para cortar la cadena.
Cuando comenzó el proceso de corte, se enredó un poco con tamaña cizalla y con la cadena, pues quería hacer todo el proceso él solo. Yo le intenté ayudar con lo más difícil, que era tomar la gran herramienta, obviamente, pero él prefirió lo contrario, que le sostuviese la cadena. El sentido común me decía que algo no estaba bien y -más que un gesto de caballerosidad de mi parte- lo lógico era que se invirtiese la acción, pero él me observó “como gallina mirando sal”, así decimos en Sudamérica.
No me quedó de otra que tomar la cadena y él cortó. El resultado fue -el que de algún modo pude intuir- que él se desbalanceó producto del esfuerzo y la enorme cizalla cayó directo en mi canilla derecha, rebotó y aterrizó en mi tobillo. El dolor, como es de figurarse, fue muy intenso. Vi casi literalmente “estrellitas y duendes”, sí, como el título de la canción aquella del genial Juan Luis Guerra.
Ciertamente pude desahogarme diciendo -o al menos pensando- alguna mala palabra, pero algo extraño me ocurrió, en vez de eso y en plena danza de dolor sobre el otro pie, una duda me asaltó: luego de ese golpazo, ¿las zonas afectadas iban a quedar mallugadas o magulladas? Porque en Venezuela usamos la primera y me sonaba también la segunda. Ya luego tuve que verificar sus valideces y con buen sabor de boca quedé al saber que ambas son valederas.
Reflexionando luego sobre todo el episodio, me pareció absurdo el hecho de que en pleno episodio de punzante dolor, alguien pudiese estar pensando en el modo correcto de definir la consecuencia de un accidente tan extraño, cuando lo normal era reaccionar y pensar de un modo mucho más básico, instintivo.
Extrañamente y lo que llamó más mi atención, fue que la dolencia pasó a un segundo plano. La admiración y el amor por el idioma español transitaron desenfrenadamente en perfecta armonía por mi torrente sanguíneo, incluso más rápido aún que la adrenalina subyacente y propia de esos casos, imperó sobre todo lo demás esa curiosidad gramatical
y resultó ser un elixir instantáneo para mi padecimiento.
magullar y mallugar
Causar a un tejido orgánico contusión, pero no herida, comprimiéndolo o golpeándolo violentamente.
Saludos Jorge, buenas acotaciones haces, por cierto, ocurre algo paradójico con lo que acabas de mencionar… ese «peorsonante» que gracias a Dios no es válido, es anagrama perfecto de PANTEONEROS, palabra que es sinónimo de sepulturero o de guardián de cementerio en algunos países de Latinoamérica, en cambio, MALSONANTE, que sí es válida, no tiene ningún anagrama. ¿interesante, verdad?
Abrazos amigo.-
Hola, Itser, me gustó mucho tu texto y tu reflexión sobre la fuerza que significa (para no muchas personas) el buen uso del lenguaje. Qué bueno que lo compartas.
Si yo hubiera tenido esa experiencia, mi disyuntiva no hubiese estado entre «magullar» o «mallugar», sino en referencia a ese ajo que tal vez pensaste pero no dijiste. Dentro del vocabulario que usamos en México para situaciones como esa, espontáneamente hubiera yo soltado un «¡qué fregadazo!» o un «¡qué chingadazo!», que para el caso del buen uso del lenguaje, ambas expresiones son correctas, solo que la primera es malsonante y la segunda es «peorsonante».
Saludos
El idioma y el amor siempre deberían ir de la mano, aunque el amor por sí sólo.. es un rico idioma.
Gracias por estar Carito, pronto viene un escrito que te encantará, ávida lectora..
Ósculos y amplexos para tí..
Muy buena idea y acotación estimado amigo, lo tomaremos en cuenta…
Abrazos, che querido..
Gracias querida tía, por leernos..
El español es el extenso, yo apenas soy un grano de arena en el mar de su riqueza…
Besos…
¡Excelente escrito! Me encanta cómo introduces el amor hacia nuestra lengua en tus relatos.
Felicitaciones Itser,por tu extenso vocabulario y la aplicación del mismo, gracias por tu valía en esos conocimientos y otros..Bendiciones, feliz día.
Muy bien comentado. Espero que la secuela de esta nota sea lo que te reprimiste decir… Y en base a esas puteadas puedas hacer un paralelismo con sus sinónimos en otros países.
Queda la idea echada a rodar..