Con mucha alegría, hoy les presentamos al primero de los ganadores de la edición inicial del concurso Lexicuentos, que promueve la creación literaria entre adolescentes y jóvenes de habla hispana que conocen y practican el deporte mental relacionado con el juego de mesa que se conoce a nivel comercial internacional como Scrabble® y en México y otros países de América Latina como Léxico.
Palabras en Juego lanzó este llamado a jóvenes entre 12 y 21 años para que nos enviaran cuentos en los que narraran sus experiencias con el juego de las palabras cruzadas: relatos originales sobre sus vivencias frente al tablero o que involucren los aprendizajes que el Léxico o Scrabble® les ha dejado en su conocimiento del idioma o el desarrollo de sus habilidades, incluida la sociabilización.
El ganador de la categoría Jóvenes es el venezolano Diego Lattuf, campeón del torneo regional Andino 2023 y una brillante promesa de este deporte mental. Diego inicia precisamente hoy, junto a 180 jugadores de 20 países, su participación en el XXVI Campeonato Nacional de Scrabble en Español en la ciudad de Granada, España. ¡Felicidades, Diego!
Aquí les presentamos su obra y expresamos nuestra gratitud hacia Juan José Mula Teban, “Crápula”, gran jugador de España que hoy se encuentra también participando en el campeonato mundial y quien apoyó el concurso como juez de esta categoría.
Pasión vinotinto
Por Diego Lattuf
Llegar a conocer un lugar, salir del país, ver a familiares después de mucho y, por supuesto, competir contra la élite del juego siendo solo un niño, con la intención de aprender y volver a casa con una gran vivencia e historias increíbles, era un objetivo claro, fácil de cumplir, pero llegas al lugar y te sientes como en un mundial de fútbol siendo una pequeña Arabia Saudita que va a enfrentar a la peligrosísima Argentina, la favorita para ganarlo todo, y sí, así como Arabia Saudita, contra todo pronóstico se logró lo imposible contra Argentina.
El sentimiento es muy similar a la emoción que transmite el fútbol: siempre quieres que tu favorito, aunque sea pequeño, gane. En el Scrabble eso es una tarea dificilísima, pero ya descubrimos qué pasa cuando, siendo un nombre más, casi insignificante, dejas afuera a Bélgica, seguida de España y después Portugal. Se vuelve una bola de nieve que solo Francia puede parar, una metáfora un tanto literal en mi paso por el Mundial (seguramente ya sabrán quién me frenó en este caso: Mesa 1 jugando contra quien demostraría ser uno de los mejores de la época del Scrabble), ni siquiera un “ENCORPAD” fue suficiente (era de esperarse de una palabra inválida). A pesar de aquella derrota, el torneo no se había acabado y la competencia se sentía cada día. Era apasionante el simple hecho de vivir aquel momento con jugadores de tal nivel, tanto en el tablero como fuera de él, personas increíbles que te hacen avanzar y, que sin importar el nivel competitivo, siempre te ayudarán a mejorar. Esa semana que siempre recordaré unas grandes partidas que creía imposibles de remontar, aquella semana que jugué y hablé con personas de al menos ocho países distintos que la verdadera pregunta es ¿qué no me podrían enseñar estas personas? Un niño de 13 años viviendo su mejor vida, era la pequeña selección de Marruecos haciendo historia, era yo, sin más, avanzando por pura pasión, solo por el hecho de amar lo que hacía. ¿El resultado? El resultado no era lo más importante en ese momento, perder, ganar, empatar si se quiere incluso, solo competir y curiosamente ese mismo motivo me hizo llegar mucho más lejos de lo esperado (mi debut en el puesto 16 no suena nada mal).
Aunque me encantaría que lo fuera (¿quién no ama el bello deporte?), no todo es igual al fútbol que, a pesar de complicado, genera emociones sencillas: casi siempre es ganar o perder -si el equipo gana, estoy feliz, y si pierde, estoy triste–; en cambio, en este increíble juego del millón de palabras (bueno, el juego de las 639 mil 293 palabras) , después de aquella experiencia mundialista, aprendí a vivir cada tablero y cada jugada un atril a la vez, disfrutar cada uno de los rivales y, a medida de lo posible, aprender de ellos. En el fútbol rezas para no enfrentarte contra el más fuerte; yo, por mi parte, no quiero más que volver a salir del país y jugar contra aquellas selecciones que dominan el mundo y demostrar que hasta una pequeña selección puede hacerse un nombre entre aquellos grandes históricos. Solo me queda un agradecimiento al juego por tanta oportunidad, porque por los momentos, la historia tendrá que esperar para tener un nuevo y mejor capítulo en noviembre, donde será una nueva oportunidad vinotinto.
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