
Hoy disfrutaremos de este entretenido cuento de André Nila, un pequeño de 12 años, mexicano, que en la categoría Jóvenes nos hace descubrir cómo un niño percibe su desarrollo como jugador y nos ayuda a mantenernos en movimiento para que nuestro juego preferido siga creciendo.
Palabras en Juego lanzó este llamado a jóvenes entre 12 y 21 años involucrados en el aprendizajes del Léxico o Scrabble® estamos muy agradecidos por todos sus textos y el cariño que nos brindan en este espacio.
Entre letras y risas
por André Mauricio Nila González
Mi nombre es André. Soy un niño de 12 años al que siempre le ha gustado asistir a la escuela y, como a los chicos de mi edad, lo que más me agrada es la clase de educación física.
Sin embargo, un día la directora de mi escuela comenzó a darnos clase una vez por semana para enseñarnos a jugar Léxico, y desde entonces mi gusto por ir a la escuela aumentó aún más. Con el tiempo esas palabras cruzadas en el juego me fueron atrapando, lo aprendí con facilidad, me sentí contento y desde entonces no he podido dejar de jugar.
Pasado un tiempo, la directora nos comentó que seleccionaría a 10 alumnos para representar a nuestra Escuela Gabriela Mistral, que está ubicada en la Ciudad de León, Guanajuato, México. Cuando mencionó a los elegidos y escuché entre ellos mi nombre, me sentí orgulloso de representar a mi escuela. Nos llevó a participar en algunos torneos y así, poco a poco, fui descubriendo un mundo de palabras desconocidas.
Más adelante, la maestra nos propuso formar un club de Léxico y eso me llenó de alegría, porque así podría conocer más palabras y aumentar mi vocabulario. Así que todos los lunes y miércoles espero ansioso el toque de salida, porque es hora de asistir a la biblioteca de la escuela donde se junta el club de Léxico al que asisto no sólo a jugar, sino a convivir, reír y pasar momentos agradables con mis compañeros.
La directora, que también es una jugadora de Léxico, me ha contagiado su entusiasmo. Con ella comprendí que este juego ejercita mi mente al formar nuevas palabras y conocer estrategias tales como usar las fichas de mayor valor en las casillas que tienen premios, analizar todas las posibilidades y jugar en cada turno la opción que me dé más puntos. También he aprendido muchas palabras de dos o tres letras y he investigado su significado, conocí conjugaciones verbales que nunca creí que existieran, además, me he dado cuenta de que entre las palabras “inválidas” hay unas especiales llamadas enclíticos.
La enseñanza que más me ha ayudado a mejorar en el juego es saber equilibrar el atril, porque gracias a eso puedo formar los “scrabbles”, también conocidos como “bingos”. Mis compañeros dicen que tengo mucha suerte, porque regularmente en una partida logro descubrir varios “scrabbles”. Sin embargo, considero que además de suerte al sacar las fichas de la bolsa, también es cuestión de mover las fichas en el atril.
Al término de cada partida de práctica dividimos el total de puntos entre los turnos jugados y anotamos nuestro promedio en una tabla, esto sirve para darnos cuenta de nuestro propio avance y así seguir mejorando.
En ocasiones, en el club de mi escuela la maestra nos organiza en parejas para jugar y compartir nuestras estrategias y otras veces jugamos la modalidad duplicada, lo que nos permite ver las mejores opciones en el tablero y así saber cuándo nos conviene cambiar las fichas.
La experiencia que he tenido en la escuela ha aumentado mi gusto por el juego, pero lo que más disfruto es salir con mis compañeros a competir a otras escuelas, conocer otros chicos que al igual que yo están aprendiendo nuevas palabras y tomar cada competencia como una nueva oportunidad de aprender.
Porque, para mí, el Léxico es un juego de palabras que me ha llevado a vivir aventuras inolvidables como el viajar por primera vez a otro país, ya que este año, en abril, mi familia y yo volamos a Cuba en busca de nuevos horizontes y palabras por conocer, fuimos a participar en el Torneo CubaScrabble Internacional 2025.
Al principio estaba muy nervioso porque escuché que los niños cubanos tienen una escuela de alto rendimiento y que por eso son muy buenos en el juego, sin embargo, pensé “ya estoy aquí”, así que decidí vencer mis miedos.
El reto más difícil del torneo fue enfrentarme a “Andy”, un chico muy listo, la partida que jugué con él iba muy pareja hasta el séptimo turno, pero creo que cometí un grave error, me aferré a un “scrabble” y por estar esperando una letra comencé a cambiar fichas, así perdí turnos y por lo tanto puntos. Al final él ganó y yo aprendí que no vale la pena esperar tanto tiempo.
De las nueve partidas del torneo, gané ocho, y en la entrega de medallas me sorprendí al escuchar que había ganado el tercer lugar del torneo. ¡Eso me emocionó mucho!
Por eso, hoy me detengo a pensar que disfruto mucho jugar y por supuesto que también me agrada ganar, sin embargo, lo que más me alegra es conocer nuevas personas como Andy y Gustavo, que ahora son mis inolvidables amigos de La Habana, Cuba y de los cuales guardo fotos y recuerdos de momentos inolvidables.
Muy pronto voy a graduarme de la escuela primaria y espero en la secundaria seguir jugando y ejercitando mi mente con este juego que me ayuda a reconocer oportunidades y a tomar decisiones mientras convivo con personas diferentes.