Nos afrancesamos

El 20 de marzo es la fecha elegida por la Organización de las Naciones Unidas para celebrar el Día de la Lengua Francesa, por ser este uno de los seis idiomas oficiales de este organismo.

Para celebrar, queremos usar galicismos o francesismos, pues es lo que corresponde en este artículo no apto para antifranceses o francófobos, pero sí para francesistas o francófilos, ya que haremos un recorrido por esos giros del lenguaje que se incorporaron a nuestro idioma con una que otra adaptación, así que esta entrega está dedicada a francófonos, sean o no galos, francos o franceses, pues el francés es lengua oficial en 32 países. Importante resaltar que debemos evitar el uso de gabacho o franchute para referirnos a un francés, ya que ambos términos son despectivos.

Como hispanoparlantes, podemos decir que nuestras primeras palabras fueron en francés, ya que papá y mamá se derivan de este idioma, y no pretendemos usar una forma de hablar galiparla, ya que no somos galiparlantes ni galiparlistas, lo cual en ocasiones podría parecer galicista o hasta galicursi.

Para citar algunos ejemplos, podemos empezar por la cocina, que nos ha dejado recetas como el fricandó y el fricasé, que son guisados de la gastronomía francesa, pero si se prefiere algo a la plancha, se puede optar por un entrecot, o con esa misma carne podría preparar un consomé. También podemos degustar unos champiñones bañados en salsa besamel o bechamel. El paté es muy francés, como el fuagrás, que también tiene entrada en el diccionario como foie-gras o foie gras. Todo muy gourmet, como preparar un coulis y un soufflé o suflé, para hacer un festín, en el que no pueden faltar los quesos, como roquefort, brie, camembert o gruyer, y de postre tenemos gofre, petisú, profiterol y praliné.

Hasta este punto, nos hemos referido sólo a palabras propias del argot de un cocinero, pero la influencia del francés va más allá, podemos revisar unas pocas prendas de vestir que están en un chifonier, como una jaqueta, forma desusada de llamar a la chaqueta, o una carmañola, que es también una especie de chaqueta. Entre las prendas femeninas encontramos un culotte o culote, braga que cubre parte del muslo.

Esto que le presentamos es como un dossier o dosier de palabras que se han adaptado a la lengua española, pero hay un grupo importante de xenismos, que son aquellos extranjerismos, y en lo que respecta a este trabajo, galicismos que conservan su grafía original, como boudoir, que es la estancia que empleaban las damas como tocador y para recibir visitas en privado para tratar cualquier affaire. Tal vez se trata de una dama con mucho glamour o glamur, a quien nunca le falta un buen rouge (o pintalabios).

El affaire en cuestión es la organización de un tour o tournée con una troupe, para lo que solo hace falta una roulotte, que es un vehículo acondicionado para hacer vida en él, y luego de ese viaje o tour no podemos regresar sin un souvenir, que se le puede encargar a un luthier (o lutier), pero si nos decantamos por un cuadro, podría ser un gouache, que es el diseño o pintura que se ejecuta con colores diluidos en agua.

Y terminamos este recorrido por los galicismos con una palabra que resulta curiosa e interesante: boutade, que se define como una intervención pretendidamente ingeniosa, destinada por lo común a impresionar, que es lo que queremos lograr con estas palabras francesas para celebrar el día de este idioma.

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Autor: Mikel Anzola

Pesquisidor de datos curiosos, polígloto apasionado de los idiomas, en especial del español, y en los tiempos libres productor de radio y televisión.