Alamedas, robledos y cañales

“Déjame que te cuente, limeño, déjame que te diga la gloria del ensueño que evoca la memoria del viejo puente, del río y la alameda”, nos cantaba Chabuca Granda en “La flor de la canela”, que hoy tomamos como pretexto para repasar los nombres colectivos, como esa alameda que se engalanaba con el airoso caminar de esa mujer con jazmines en el pelo y rosas en la cara.

El colectivo es el sustantivo que, en singular, expresa una agrupación de objetos, animales o personas semejantes, como multitud y muchedumbre, grupo, asociación, conjunto, montón (cosas puestas sin orden unas encima de otras) y puñado (porción de cosas sueltas que se puede contener en el puño).

Si bien una alameda es un sitio poblado de álamos, el diccionario acepta esta palabra para definir también un paseo con árboles de cualquier clase. Otros colectivos son arbolado, bosque, follaje (conjunto de hojas de los árboles y de otras planta), pinal o pinar (lugar poblado de pinos), cidral, que es un sitio poblado de cidros (no confundir con cedros), robleda o robledo (sitio poblado de robles), rosaleda (un sitio con muchos rosales), herbario (colección de plantas usada para material de estudio de la botánica), hojarasca (las hojas que han caído de los árboles), cañal o cañaveral (área poblada de cañas o cañaveras) y ramo (manojo de flores).

Hay todavía un sinfín o sinnúmero de colectivos, así que continuaremos este tema en otro espacio para seguir incrementando nuestro vocabulario… otro nombre colectivo para el conjunto de palabras de un idioma y para el total de vocablos que cada uno de nosotros usamos o conocemos.

Autor: Norma Garza

Periodista mexicana. Admiradora de los genios, las mamás, los migrantes y los visionarios. Aficionada a las risas, las palabras amables, el cine y el karaoke.